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viernes, 24 de mayo de 2024

Colocar piedras en el jardín ajeno

 En el camino de la vida, cada paso que damos deja una huella en el sendero del tiempo. Muchas veces el camino se torna sinuoso y nos encontramos con obstáculos que ponen a prueba nuestra fortaleza y voluntad. Pero, ¿qué sucede cuando somos nosotros quienes colocamos piedras en el camino de otros?
Colocar piedras en el camino de alguien más es más que un acto físico; es una metáfora de las barreras que erigimos, ya sea por envidia, miedo o incomprensión. Sin embargo, la vida tiene una manera misteriosa y poética de enseñarnos lecciones valiosas. Aquellas piedras que con ligereza o pesar colocamos en el camino ajeno, a menudo regresan a nosotros, transformadas en lecciones de empatía y comprensión.
"No siembres piedras en el jardín ajeno, pues el destino, caprichoso y eterno, te las devolverá en forma de aprendizaje, cuando menos lo esperes, en tu propio viaje."
Así que, en lugar de obstaculizar, elijamos ser constructores de puentes. Extendamos nuestras manos, no para señalar, sino para levantar y guiar. Compartamos palabras de aliento en lugar de críticas, y ofrezcamos sonrisas que iluminen, no sombras que oscurezcan.
Porque al final del día, lo que damos al mundo, el mundo nos lo devuelve. Y cuando elegimos la bondad y la compasión, el universo conspira para traernos felicidad y paz. Así que, sembremos flores de bondad en los caminos de los demás, y veremos cómo florecen en los nuestros.
"Cultiva amor y cosecharás armonía, planta comprensión y recogerás amistad, esparce bondad y tu camino se llenará de luz, porque la vida es un espejo que refleja tu propia luz."

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