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miércoles, 26 de marzo de 2014

Andalucía en el corazón: "La rama de romero y la gitana"

Gitana//Gypsy
La gitana tiene cabellos de noche.
La gitana tiene la boca de grana.
Entre las manos morenas 
sostiene una verde rama.
 Canta entre los limoneros,
mientras te coge la mano
y te dice con salero:
¡Toma la suerte muchacha!
¿Te digo la buena aventura
del amor que te espera
al otro lao de la luna?.
Piel morena que camina
entre volantes y enaguas,
caracoles en la frente
y en el pecho la Giralda.
Lunares de luna y cielo
hechos de sangre y de raza.
¡Ayyy...como huele el romero
bajo la noche y el cielo!.
¡Ella baila y se remanga la falda!.
El aire sabe a pimienta y a menta.
El aire sabe a adelfas y a agua.
Gimen las cuerdas de una guitarra
y entre las manos romero verde,
verde como la esperanza. 
Gitana de los misterios, 
gitana de pura raza.
En los ojos de azabache
la llama de muchos siglos,
de esta tierra hermosa, 
de esta tierra sultana. 
Andalucía en los labios, 
Andalucía en el corazón
Andalucía en el alma.
¡Olé por la mezquita! 
¡Olé por la Giralda!.
¡Olé y olé por esta tierra! 
que hace de las penas guirnaldas
y las perfuma con arte 
y las pinta de esperanza.

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domingo, 23 de marzo de 2014

CUENTO DE PRIMAVERA-La abeja zum y el rosal

El cielo había amanecido  azul porcelana. En el aire flotaba un fresco aroma a hierbabuena y azahar. El jardín se desperezaba bajo la mañana de terciopelo primaveral.En el ambiente se podía oír un suave zumbido: zummm ...zummm 
El zumm se repetía una y otra vez entre las adelfas. Se trataba de una pequeña abeja un tanto peculiar  y digo peculiar porque era sumamente delicada en sus modales. No era como las demás compañeras de la colmena que se lanzaban sobre las flores sin importarles si estas querían ser libadas o no. La abeja zum que así la apodaban por su peculiar sonido  al volar, como una bella melodía, era extraordinariamente educada. Aquella mañana se acerco poco a poco revoloteando  a la rosa más hermosa del jardín. Lucía esplendorosa aún cubierta por algunas gotas de rocío. Los pétalos asemejaban el más delicado cristal rojo y desprendían un maravilloso aroma codiciado por todas las abejas del lugar. Zum había oído terribles historias del rosal. Decían que cuando algún intruso osaba acercarse a una de sus rosas desplegaba largas espinas y le atravesaba el corazón. Zum nunca fue una abeja mal educada. Ella siempre pedía permiso antes de tomar algo, por mucho que deseara hacerlo. Aleteando cerca de la rosa que se hallaba más alta, saludo con cortesía:
-¡Hola me llamo zum! Vivo en una colmena cerca de aquí. He visto tanta belleza en vuestros pétalos que he quedado deslumbrada. Me preguntaba si me permitiría tomar un poquito de néctar para alimentar a mis crías, prometo hacerlo con delicadeza.
La rosa orgullosa al escuchar las palabras, estiro el tallo consciente de su belleza:
-Gracias por sus halagos zum, por mi no hay inconveniente, pero no se  si mis compañeras estarán de acuerdo con la petición. Además usted ha de pedir permiso, antes de  hacer cualquier cosa, a nuestro padre el rosal, él siempre cuida de nosotras para que nada nos ocurra.
Zum conocedora del esmero con que papá rosal cuidaba a sus hijas no dudó  en volver a pedir permiso de nuevo:
-¿Señor rosal sería usted tan amable de dejarme tomar un poquito de néctar para mis crías?.
Prometo no dañar a sus hermosas hijas y cumplir con mi misión de polinizar con esmero y responsabilidad.
El  rosal aunque era bastante gruñón y no le hacía gracia que nadie se acercara a sus rosas, quedó maravillado ante los modales y educación de zum:
-Me sorprende que me pida permiso señora zum. Sus compañeras cuando vienen se lanzan sobre mi familia como si todo el jardín les perteneciera. Después van diciendo que soy un ogro y que no permito que nadie se acerque a mis hijas, pero en realidad las mal educadas son ellas, por eso siempre que vienen saco mis espinas mas largas y afiladas.
Por supuesto que usted puede tomar todo el néctar que quiera ¡faltaría más!.
La cara de zum se entristeció al escuchar las palabras del señor rosal y las alitas se le tiñeron de rojo por la vergüenza, ante el comportamiento de sus compañeras:
-Le pido disculpas señor rosal a usted y a sus hijas. Siento mucho que se hayan comportado así. Cuando vuelva a la colmena les informaré de su mal comportamiento y de sus quejas.
Y zum... pletórica de felicidad por el permiso concedido libo y libo hasta tener suficiente néctar para alimentar a su pequeños hijos. Después se despidió del señor rosal y de sus hermosas hijas, no si antes darle las gracias por haberle permitido acceder a tan delicioso alimento.

Moraleja: "La cortesía y educación ablanda hasta el más duro corazón".



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domingo, 16 de marzo de 2014

La historia de Piluca


Ella es Piluca, a la que llaman en la calle « La Mujer de mala vida». Así la conocían en el barrio por el que cada día paseaba con su falda corta de piel de leopardo y sus medias de colores dejando ver unas piernas bien torneadas y un busto prominente que se marcaba con descaro a través de la semitransparente blusa de seda negra. Las botas de tacón de aguja resonaban en la calzada mientras caminaba en busca de un nuevo cliente.
Aquel día lo encontró en un banco junto al surtidor de la plaza grande. Allí estaba sentado con gafas oscuras y el periódico, ojeando las noticias del día. Tiene pinta de intelectual pensó, mientras acudía a la llamada.
Normalmente solían preguntar por el precio del servicio pero aquél día fue completamente distinto. El la llamó y sin mediar palabra la siguió hasta el motel cercano. Piluca lo condujo a una habitación de mísera y mal oliente, en la que solía realizar su trabajo. Apestaba a alcohol y en el ambiente flotaba un olor a algo parecido al veneno que se inyectan en la sangre para evadirse de la realidad.
Ella lo contempló con expresión provocativa mientras se desprendía de la blusa de seda negra y sin más le preguntó con desparpajo:
-¿Qué tipo de servicio quieres?
Él se limito a mirarla mientras guardaba silencio y se pasaba la mano derecha por las sienes pensativo. Al cabo de un rato tras la impaciencia de la muchacha contestó:
-Hoy va a ser especial. No quiero tu parte material, quiero tu mente.
Piluca lo miró con la sorpresa reflejada en los ojos verdes muy abiertos:
-¿No serás un tío loco, un psicópata?. ¡Sólo me faltaba eso, mala suerte la mía!.
-Él no pudo evitar esbozar una sonrisa mientras volvía a hablar:
-No. No soy un psicópata. Soy psicólogo. Me llamo José . Quiero que me ayudes a comprender algunas cosas para poder ejercer mejor mi profesión.
-¡Mientras sueltes la mosca no hay problema!, por mi encantada. Y tras agitar la melena rubia Piluca se dejo caer sobre la pequeña butaca que había al lado de la cama esperando acontecimientos.
José saco una carpeta del maletín y extrajo unas hojas blancas y una pluma. Después se presentó educadamente y empezó el  interrogatorio:
-Gusto en conocerte Piluca. Mi nombre es José . Ahora si me lo permites, necesito preguntarte algunas cosas.
La chica asintió con la cabeza mientras él continuaba hablando:
-¿Cuánto llevas en la profesión?
-Desde mi mayoría de edad José . Acabo de cumplir 33.
José continuo preguntando y anotando minuciosamente todo lo que ella respondía:
-¿Por qué decidiste trabajar en este oficio?
-Porque es lo único que conozco como cariño. Nunca me ensañaron otra cosa.
-Pero eso no es cariño Piluca. Es otra cosa diferente. 
En esos momentos las lágrimas empezaron a resbalar por las mejillas de la chica mientras añadía con voz triste:
-Usted José no sabe nada de mi. Pero quiere saberlo y se lo voy a contar:
-Nací en un hogar de la alta sociedad, con todas las comodidades que usted pueda imaginarse. Mi padre era un distinguido señor que sólo me prestaba atención cuando me daba la forma de cariño, que usted dice que no es cariño y que es otra cosa. Me decía que lo hacía porque me quería mucho, que era un juego entre él y yo y que no debía contárselo a nadie porque era nuestro secreto. Después me compraba juguetes y me mimaba. Me decía que era su princesa. Eso pasó durante mucho tiempo. Aprendí que el cariño es un trueque. Cuando llegué a la adolescencia se lo conté a mi madre. Ella me dijo que no me atreviera a hablar de mi padre jamás, que tenía que besar por donde pisaba por todo lo que me había dado. Aquel día comprendí que mi vida siempre sería así, que había nacido para ser lo que soy. Cuando cumplí la mayoría de edad me escapé de casa y empecé mi trabajo. A cambió de él me daban dinero y cariño, el único cariño que he conocido.
-A medida que Piluca hablaba la cara de José había ido cambiando hasta convertirse en una mueca. 
-Te confundió la mente
Después de estas palabras su gesto de transformo dulcificándose por la compasión, al contemplar a la joven que hecha una madeja lloraba desconsoladamente en el butacón de terciopelo rojo.
-Señorita... ¿Usted aceptaría otro trabajo si se lo pagaran bien?
-Ella lo miró perpleja y contestó:
-Es que yo no sirvo para otra cosa, no se hacer otra coas. Nací para esto. Nací marcada.
José no podía contener las lágrimas al escucharla:
-No usted no nació para esto señorita, usted nació como nacen todos las personas en este mundo. Para ser cuidadas, protegidas y educadas. Enseñándoles valores y lo que es el cariño de verdad. A usted le dieron veneno en vez de lo que hay que darle a una persona que está comenzando sus primero pasos en la vida.
Piluca no podía contener los sollozos al escuchar las palabras de José. Con voz entrecortada  empezaron a surgir las preguntas:
-¿Usted cree que eso es así?
-¿Usted puede ayudarme?
-¿De verdad cree que no nací para esto?
José extrajo una tarjeta del maletín y se la entregó  diciéndole:
-Pase mañana por mi consulta por favor. Voy a escribir un libro. Necesito su ayuda para no equivocarme en mis apreciaciones. Desde hoy usted tiene trabajo a mi lado como asesora...
¿Quién mejor que una víctima para asesorarme sobre el tema?. Sólo dígame que acepta y el trabajo es suyo.
Piluca lo miraba boquiabierta sin pode creer lo que estaba ocurriendo mientras la respuesta salía atropelladamente de sus labios teñidos de rojo carmín:
Sí, sí, sí acepto. Gracias.
José dejo unos billetes sobre la mesita de noche y abriendo la puerta se despidió de la muchacha hasta el día siguiente.



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viernes, 14 de marzo de 2014

Ignorancia o estupidez

Reflexión

El muro de la ignorancia no se pude derribar. Cuantos más golpes das sobre él más daño te haces. La ignorancia necesita su tiempo de cocción como una buena comida, es imposible adelantarse para remediar lo irremediable.
La victima pasa a ser responsable del dolor que le han infringido y el verdugo pasa a ser victima.
El reloj sigue marcando las horas. El mundo continua girando. Todos lucen coronas de santos sobre las respectivas cabezas y esperan la canonización. A lo lejos se puede oír el aleluya del perdón. Mientras sucede esta blancas e inmaculada ceremonia otro inocente paga la ignorancia de nuevo. La cadena continua infinitamente.
 "A veces no hacen falta muchas palabras para describir la realidad"
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martes, 11 de marzo de 2014

Algún día

La noche más larga (I.M.S.T.)
Algún día cuando la luna se cubra de rojo,
llorará sangre la tierra y las raíces de mis pies
se multiplicaran hasta el infinito. 
Mis venas serán torrentes abiertos,
para expulsaran el  dolor 
y la desesperación.
Algún día mi grito sera tan fuerte 
que atravesará el universo,
el sol se quebrará como un cristal
y todas la mariposas cautivas
en las almas sepultadas en vida,
serán libres, cruzaran el infinito 
y cantaran en un bello susurro
de libertad.
Algún día la sangre de mis venas,
rubricará mi pasado y mi dolor
y armará una terrible cadena, 
las argollas serán mis lágrimas,
ellas Ceñirán tu corazón y tu alma,
hasta descarnarlos y cubrirse 
 con tu piel. 
En mis labios sellados
con el sello que más pesa,  
crecerá la más amarga retama. 
Mi alma será el látigo, 
que te hará vivir por siempre
lo que cosiste con alfileres negros.
Mira la estrella que hay sobre tu cabeza,
 porque te aseguro que un día la mirarás
y habrá perdido el brillo estelar
para convertirse en negro carbón.


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