(Antes de comenzar, quiero advertir a quien lea esto que no soy escritora. Esto es simplemente algo que necesitaba expresar, así que les pido disculpas si encuentran que el texto no tiene un estilo profesional. Agradezco su comprensión).
"Decía mi abuelita con sabiduría: 'Cuídate del agua mansa, porque la recia pronto pasa.' Hoy comprendo que estas palabras no solo se refieren a las aguas, sino también a las personas. Hay quienes, con su aparente calma y dulzura, esconden intenciones que no siempre son sinceras. Parecen inofensivas, pero detrás de su máscara de mansedumbre se ocultan hipocresías y actos que pueden hacer más daño que cualquier tormenta evidente.
Las personas hipócritas, al igual que el agua mansa, se infiltran sin hacer ruido, construyendo una imagen de bondad que puede resultar engañosa. La tormenta, en cambio, es ruidosa y evidente; al menos sabes a qué te enfrentas. Pero el peligro de la hipocresía radica en su sutileza, en cómo mina la confianza y deja cicatrices profundas cuando menos lo esperas.
La enseñanza de la abuela me recuerda que no todo lo que parece tranquilo es digno de confianza. Es un llamado a estar alerta, a observar más allá de las apariencias y a valorar la autenticidad por encima de las falsas sonrisas. Porque en la vida, la verdadera honestidad valen mucho más que cualquier calma engañosa."
