Mi corazón se resiente
de la hipocresía
que no puede digerir,
ya no debería ser así.
Una vez más
puedo comprender,
que me falta mucho
por vivir
y mucho por aprender.
Me duelen las puñaladas,
dadas en la oscuridad.
¿Si no las veo Dios mio,
¿cómo me pueden doler?
¿Cómo me llegan al alma
si yo no las puedo ver?
Después de tanto dolor,
nada debería doler,
pero siguen doliendo
y no lo puedo entender.
De esas púñaladas por detrás hay muchas.
ResponderEliminarMe encantan tus letras.
Escribes muy bonito.Tienes en mí, una seguidora más.
Feliz fin de semana.