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domingo, 21 de octubre de 2018

Ella. La mujer vampiro y el hombre licántropo

Ella es un relato corto para Halloween 2018. Los monstruos a veces no son lo que parecen ser.
Ni los percibimos como tales.
 
La descubrió por casualidad, cuando los primero rayos de luna brillaban sobre las aguas del río. Había aparcado la bicicleta con la luz apagada sobre un árbol al lado del camino. Fue entonces, mientras permanecía recostado sobre el grueso y viejo tronco cuando le pareció escuchar una especie de chapoteo que provenía del río. Pensó que podía tratarse de alguna rana o quizás unos patos salvajes. Sin hacer ruido se aproximo, ocultándose tras las ramas de una frondosa adelfa. Quedó fascinado al contemplar tan maravillosa visión. De espaldas a él, la mujer agitaba la larga cabellera negra desprendiendo chispas azuladas, bajo los primero rayos de luna. El agua salpicaba la nívea piel y esculpía las perfectas formas. De repente quedó totalmente quieta. Como un felino a punto de saltas sobre la presa. Se volvió hacia donde él se ocultaba. Los ojos verdes otearon los árboles, como si presintiera al intruso. La pequeña nariz olfateo el aire, intentando descubrir aquello que no alcanzaba a ver. Abrió la boca para emitir un grito terrible, pero sólo el rugido de un animal salvaje escapó de sus bellos labios de sangre. El no pudo contener la fascinación y salió del escondite. Estaba deslumbrado, quería admirar más de cerca aquella belleza sobre natural. Fue entonces cuando ella se dobló sobre su elástico cuerpo, hasta quedar agazapada sobre el suelo. Sus bellos ojos verdes desprendían destellos de fuego y su boca de dientes perfectos y níveos emitía un rugido casi infernal. La adrenalina corría por las venas de él, hasta desbocar su corazón en el pecho. Sólo los ojos decían lo que la boca no podía expresar. Ella había tomado una forma extraña. Sus orejas se habían tornado discretamente puntiagudas. Sus hermosos labios rojos abultaban sobre el bello rostro, los dientes brillaban como la misma nieve y dos colmillos afilados sobresalían con un magnetismo especial. Lo miró desafiante a punto de saltar y clavar las uñas afiladas en la garganta del intruso, donde podía percibir el latido caliente de la sangre, impulsada por el atropellado corazón. El se dejo llevar por la fascinación de aquella belleza salvaje. Luego sonrió con las pupilas inyectadas en sangre y saltó sobre ella. La mujer licántropo y el hombre vampiro se fundieron en un abrazo más allá de este mundo. Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

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