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viernes, 24 de noviembre de 2023

La leyenda de la vela azul de la Navidad Una increíble y emocionante historia Feliz Navidad

 Hace muchos años vivía en una pequeña aldea una niña muy pobre. Había quedado huérfana al morir su mamá, que era viuda desde hacía mucho tiempo. Rosalinda, que así se llamaba esta adorable y bondadosa niña, vivía en una cabaña en el bosque que había sido abandonada y que ella misma arregló para que pudiera ser habitada. La niña dedicaba a confeccionar unas preciosas velas de colores y diversos aromas que desprendían una magia muy especial y que vendía en el mercado cercano del pueblo. Pero la venta, la mayoría de las veces, no le daba para comprar comida y tenía que buscar en la basura las sobras que tiraban.
Una noche, cuando estaba terminando de hacer las últimas velas para llevar al mercado la mañana siguiente, escuchó un tintineo de campanillas muy agradable y unas plumitas muy suaves volaron sobre la estancia. Rosalinda quedó asombrada, pues no sabía lo que estaba ocurriendo, y de repente y sin saber cómo un resplandor iluminó toda la habitación y la voz más suave que jamás había escuchado dijo:
—Rosalinda, no te asustes.
—Soy el ángel de la Navidad y vengo a pedirte algo muy importante. Mañana nacerá el niño Jesús y queremos iluminar el portal con una vela creada con tus manos y la bondad de tu corazón.
—Ha de ser una vela azul celeste con la forma de la estrella de la Navidad, para que no falte la paz y la conciliación entre los seres humanos y la luz ilumine sus corazones.
Y tras decir estas palabras le dio a la niña un saquito dorado muy hermoso que Rosalinda entre las manos con curiosidad y asombro.
Después el ángel desapareció y la niña, que todavía no se había repuesto de la sorpresa, abrió el saquito y encontró dentro de él hermosas perlas celestes y olorosa de cera angelical.
Rosalinda se puso a hacer la vela en forma de estrella y cuando la acabó le puso una mecha en forma de corazón blanco, para que no faltara el amor y la luz entre los seres humanos.
Cuando terminó. Después la guardó en una hermosa caja de color azul cielo para entregársela al niño Jesús.
Cuando llegó la noche de Navidad, Rosalinda tomó la caja y se dirigió al portal de Belén para entregarla al niño Jesús.
Cuando llegó y vio al niño, una inmensa ternura la invadió y arrodillándose ante la cunita le entregó la caja con la humilde y hermosa estrella celeste diciendo:
—Mi querido Jesús, este es mi humilde regalo para ti.
El niño sonrió y alargó sus manitas y cuando la tomó entre sus manos, la vela salió de la caja como por arte de magia y se iluminó con una llama azul maravillosa que hizo resplandecer toda la estancia.
Esta leyenda corrió de boca en boca y desde entonces es una tradición encender una vela azul celeste en Navidad para que no falte la paz, el amor y la felicidad a quienes la encienden con fe.


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