Existe una antigua leyenda, que habla del Ángel de la Navidad. Cuenta la leyenda, que en la Nochebuena se dirigía un hermoso ángel azul hacia el Portal de Belén y en la mano llevaba una linda y brillante arpa de plata para alegrar al niño con la más bella melodía.
En el camino, se detuvo al escuchar el llanto de una niña muy pequeñita. La niña estaba llorando con desconsuelo y sus hermosos ojos desprendían una tristeza profunda.
El ángel se acercó a la pequeña y le preguntó: ¿Qué te ocurre que estás tan triste? La niña levantó los hermosos ojos y respondió: Es que mañana no tengo nada para la Navidad, y quería regalar a mis papás lo que tanto desean, pero soy tan pequeñita que no puedo trabajar para ayudarlos a conseguir su sueño.
¿Y qué es lo que desean? - preguntó el bello ángel. La niña contestó: No tenemos un techo donde cobijarnos y mi papá hizo una casita con cartones y otras cosas que encontró en la basura, pero la lluvia lo destrozó todo y ahora pasamos mucho frío y también mucha hambre.
El ángel se compadeció de la pequeñita y comenzó a tocar la maravillosa arpa que llevaba entre las manos.
Al momento, los andrajos de la niña se convirtieron en un precioso vestido y un abrigo que le calentaba todo el cuerpecito.
La niña no salía de su asombro mientras sus hermosos ojos brillaban como estrellas.
Tomó al ángel de la mano y lo llevó donde estaban sus papás, que estaban protegiéndose del frío con unas ramas que habían ido recogiendo al lado de la chabola derruida por la lluvia.
Por las hermosas mejillas del ángel rodaron dos lágrimas, dos lindas perlas de compasión y volvió a tocar la maravillosa arpa plateada. Al momento la chabola derruida por la lluvia se convirtió en una confortable casa donde crepitaba el fuego en la chimenea y la mesa estaba servida con ricos manjares. La niña reía y daba palmas de felicidad mientras corría hacia un montículo de trastos viejos que había al lado del camino y sacó una humilde estrella de papel y mirando al ángel le dijo: Angelito hermoso, gracias. Solo tengo esta estrellita que hice con mucho cariño para el niño Jesús, tú podrías llevársela y decirle que ahora soy muy feliz.
“Y así, el Ángel apareció en el portal de Belén con una linda arpa plateada y una hermosa estrella de papel que brillaba como el más bruñido y precioso metal. La estrella que alumbra los pies del niño Jesús en la cuna.
El ángel se acercó a la pequeña y le preguntó: ¿Qué te ocurre que estás tan triste? La niña levantó los hermosos ojos y respondió: Es que mañana no tengo nada para la Navidad, y quería regalar a mis papás lo que tanto desean, pero soy tan pequeñita que no puedo trabajar para ayudarlos a conseguir su sueño.
¿Y qué es lo que desean? - preguntó el bello ángel. La niña contestó: No tenemos un techo donde cobijarnos y mi papá hizo una casita con cartones y otras cosas que encontró en la basura, pero la lluvia lo destrozó todo y ahora pasamos mucho frío y también mucha hambre.
El ángel se compadeció de la pequeñita y comenzó a tocar la maravillosa arpa que llevaba entre las manos.
Al momento, los andrajos de la niña se convirtieron en un precioso vestido y un abrigo que le calentaba todo el cuerpecito.
La niña no salía de su asombro mientras sus hermosos ojos brillaban como estrellas.
Tomó al ángel de la mano y lo llevó donde estaban sus papás, que estaban protegiéndose del frío con unas ramas que habían ido recogiendo al lado de la chabola derruida por la lluvia.
Por las hermosas mejillas del ángel rodaron dos lágrimas, dos lindas perlas de compasión y volvió a tocar la maravillosa arpa plateada. Al momento la chabola derruida por la lluvia se convirtió en una confortable casa donde crepitaba el fuego en la chimenea y la mesa estaba servida con ricos manjares. La niña reía y daba palmas de felicidad mientras corría hacia un montículo de trastos viejos que había al lado del camino y sacó una humilde estrella de papel y mirando al ángel le dijo: Angelito hermoso, gracias. Solo tengo esta estrellita que hice con mucho cariño para el niño Jesús, tú podrías llevársela y decirle que ahora soy muy feliz.
“Y así, el Ángel apareció en el portal de Belén con una linda arpa plateada y una hermosa estrella de papel que brillaba como el más bruñido y precioso metal. La estrella que alumbra los pies del niño Jesús en la cuna.
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