No sufras por mi,
la herida ya curó,
Sólo queda cicatriz
de lo que tanto dolió.
Aunque inmensa es,
ya no duele, no se ve.
Amigo, atiéndeme,
aunque no me puedas ver.
Mi alma agrietada de dolor
se hizo fuerte y se levantó.
No hay lágrimas en mis ojos,
pero mi pluma llora, tal vez.
Lágrimas de tinta
salen del corazón
salen del corazón
que se revelan una y otra vez.
No busques a la poeta,
no busques a la mujer,
sólo mis letras se ven.
Hay en mi pecho una hoguera
donde crepitan mil llamas,
allí se juntan la tierra y el cielo,
allí mi corazón te llama.
allí mi corazón te llama.
Toma mi alma,
para poder comprender,
para poder comprender,
con ella cada linea dibujé.
Soy como la roca
que se forjó en la vida,
con cada lágrima,
con cada arremetida.
Amigo el camino es largo,
espinoso y mal trazado,
pero no imposible de andar,
escucha y comprende
mi corazón,
mi corazón,
él te conducirá.
En cada recodo,
en cada curva de vida,
nos contempla
la injusticia cometida.
la injusticia cometida.
Por muy complicado que sea el camino, siempre contamos con una buena brújula en el corazón.
ResponderEliminarPreciosa poesía.
Un beso.
Meno mal Mila, porque a veces es muy complicado, dependiendo de las situaciones, no es fácil, afortunadamente hay algo más que aquello que vemos, algo que nos guía, algo divino. Un abrazo Mila y gracias por tu comentario.
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