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miércoles, 16 de junio de 2021

Conocí a un lobo que decía que era bueno (Situaciones cotidianas de la vida)

 conocí a un lobo de pelo gris y dientes afilados. Un lobo que decía que era bueno. Eso decía. Un lobo que hizo mucho daño con los dientes como sierra de cuchillo. A partir de ese momento aprendí que los lobos nunca dicen lo que son y que suelen ir disfrazados por el mundo. También Aprendí que la gente cree lo que ve en el umbral de la puerta, sin necesidad de pasar al interior. Solo necesitan una buena presentación y unas buenas palabras, para tragarse a gran patraña del lobo.
Y el lobo siguió caminando por el mundo con pisadas egoísta y siguió diciendo que era bueno y que nunca mordía. Lo más curioso del caso es que muchos le creían porque tenía tal poder de manipulación que podía hacerles ver que un cardo era una rosa. Aquel lobo de pelo gris hizo su vida. La hizo mintiendo una y otra vez. Mentira sobre mentira. Poco a poco se fue rodeando de otros lobos como él y entonces se sintió fuerte y poderoso. Ya tenía su territorio. Lo había marcado y cuando alguien osaba decir algo en contra le ensañaba uno de sus colmillos en forma de sierra y después le decía que él era un lobo bueno. Un lobo de esos que nunca muerden.


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