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“Subí al tren sin volver la vista atrás, dejaba tantas cosas en las cuales no quería pensar. Una lágrima rodó por mi mejilla, pero no por eso desfallecí; seguí adelante con más ímpetu. Tras la ventanilla, contemplé el paisaje sombrío y me dije que mi corazón estaba en igual estado. Mis dedos juguetearon con la cadenilla de plata pendida de mi cuello; era el único objeto que me hacía recordar aquella vida de la cual trataba de huir. Consulté mi reloj; en aquel momento marcaba las 15:15 h. Estaba a punto de concluir aquel viaje, pero aún así presentía que jamás lograría dejar atrás la pesadilla de mi pasado.”
(Enero 1975)
EXPLICACIÓN DEL TEXTO: