Si las piedras hablaran dirían
el porque de tan profunda agonía,
el porque de tan terribles grietas,
con cada gota de lluvia,
con cada suspiro de viento.
¡Si las piedras hablaran,
las agrestes y duras piedras!
¡se volverían pura ternura!.
Si las piedras tuvieran corazón
y palpitara sangre en la dureza
de sus almas petrificadas y mudas.
Pronunciarían terribles palabras,
el saber de tantos siglos humanos,
transitados por este mundo ciego.
Y tal vez... sólo tal vez...
si las piedras hablaran...
dirían el porque del mutismo
y del vacío de algunas almas humanas.
y del vacío de algunas almas humanas.
Dirían tantas cosas las piedras grises,
sin vida, con fisuras y feas marcas.
¡Si las piedras hablaran!,
lágrimas resbalarían por su aridez,
y se tornarían sólo alma y corazón.
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