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lunes, 14 de diciembre de 2015
Brumas (Capítulo VIII)
Querido diario:
Por fin ha llegado el momento de huir de esta locura. Esta mañana acompañé al conde al pueblo para elegir el vestuario de gala para mi cumpleaños. Oculté en mi bolso de mano lo único que me queda en esta vida: La carta de mi madre, el rosario de mi abuela y a ti mi querido amigo y compañero. Como siempre me quedé sola, mientras él arreglaba sus negocios en el banco. En mi mente estaba muy claro lo que deseaba:
¡Escapar!.
Volví a entrar en la tienda de arte.
Deseaba con todo mi corazón que apareciera el muchacho de la otra vez. Detrás del viejo mostrador del establecimiento apareció una mujer madura que me miró con sus enormes ojos negros y preguntó con voz cascada:
-¿Necesita algo señorita?
Le dije que no, que sólo miraba. Ella volvió a sus quehaceres y yo me quedé cerca de la ventana con la mirada fija en la calle, albergando la esperanza de verle aparecer. Me parecieron unos minutos interminables. Por fin le vi cruzar el umbral de la tienda. Me acerqué a él y susurre:
-¡Por favor ayúdame escapar!.
Me miró fijamente. No parecía sorprendido. Me tomó de la mano y tiró de mi hacia el exterior del establecimiento. Una vez fuera me llevó detrás del edificio y me preguntó en voz baja:
-¿Ya lo has descubierto?
-Sí...le contesté mientras las lágrimas afloraban en mis pupilas.
-Ven conmigo. Espero que no me echen de menos, pagaría un precio muy alto por ayudarte.
Me condujo a una especie de granero de madera. Cerca de la entrada del pueblo. En él había algunos caballos atados a un pesebre. El olor a heno era muy intenso. Me ofreció una vieja silla. El tomó asiento a mi lado en una destartalada caja de madera.
Luego se dirigió a mi con voz pausada:
-Ahora ya lo sabes. Lo peor está por llegar y no es el conde.
Después de esas palabras me estrecho la mano y se presento:
-Me llamó Denis.
Lo contemplé con el miedo reflejado en las pupilas:
-Mi nombre es Adelaida. Muchas gracias por tu ayuda.
-Ahora deben estar buscándome.
¿Cuando no me encuentre
qué ocurrirá?
El sonrió:
-Conociéndole no es difícil suponer que pondrá el pueblo patas arriba y buscará hasta debajo de las piedras. Eres demasiado valiosa para dejarte escapar. Pero no te preocupes, procuraré que no te encuentre.
Lo miré sorprendida:
-¿Por qué soy tan valiosa para él?
Denis se quedó pensativo mirando al suelo. Después añadió:
-Quiere utilizar tu cuerpo para devolver la vida a su hija. Nunca te quiso. Para él sólo fuiste algo que en su momento le serviría para lograr su objetivo.
-¿Y por qué yo?. Respondí sin poder contener los sollozos, al darme cuenta de que el hombre al que había considerado un padre había traicionado mi cariño.
El muchacho continuó hablando:
-El te crió en ese lugar apartada de todos y de todo. Mientras crecías experimentaba contigo, para ver si eras compatible con eso a lo que llama hija. Por lo visto si lo eres. Ella es una muerta viviente. Necesita un cuerpo lleno de vida para regresar. No cualquier cuerpo Adelaida. Necesita el tuyo.
Llena de terror volví preguntar :
-¿Por qué el mío?
El muchacho me miró compadecido mientras hablaba:
-Durante todo el tiempo que duró el embarazo de tu madre, le inyectaba algo en la sangre, para poder utilizarte al cumplir la mayoría de edad.
-¿Y tú como sabes todo eso?
-Mi tía trabaja en el castillo. Es la cocinera. Siempre que baja al pueblo visita a mi madre. En varias ocasiones las escuché hablar sobre el tema.
Denis miró a su alrededor como si buscara algo:
-Ahora debes esconderte aquí. Después intentaré ayudarte para que puedas regresar a tu lugar de origen, España.
Con voz pausada añadió:
-Ellos vendrán pronto.
- ¿Quienes son ellos?, pregunté con voz temblorosa.
-La familia del conde. Están todos implicados en el crimen. Siento decirte esto Adelaida, son vampiros. Todos ellos pasaron por el mismo proceso. No es una enfermedad. Es un pacto diabólico que hicieron hace mucho con el mismo satanás a cambio de la vida eterna. Necesitan sangre y vida nueva cada cierto tiempo para regenerarse y poder seguir en este mundo. Absorben el alma de la persona elegida y está se seca como una flor marchita y muere. Eso es lo que le ocurre a la hija de Andrei. Su madre era mortal como tú y como yo, pero tuvo la desgracia de enamorarse de ese engendro. Cuando nació su hija, lo hizo con la misma, digamos enfermedad. La madre al descubrir la verdad murió de pena. Toda la familia del conde sufre de lo mismo. No fue casualidad que la agencia contratara a tus padres para ese trabajo. Todo fue planeado.
Los sollozos salían de mi garganta sin control, mientras Denis hablaba . El me acarició la mejilla con ternura y añadió en voz baja:
-Tranquila, te prometo que no dejaré que te pasé nada. Ahora tengo que irme no quiero levantar sospechas. No abras la puerta ni hagas ningún ruido. Volveré con comida y algunas cosas que los detendrá.
Después de eso el muchacho agitó la mano en señal de despedida y desapareció tras la vieja puerta de madera.
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Estoy sola amigo diario en este viejo granero, sin saber lo que me depara el destino. Casi no puedo escribir estas líneas. Las lágrimas nublan mis ojos y la pena ahogan mi pecho. Que dios me ayude.
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Uffff... espero que consiga escapar. Menos mal que ha encontrado un aliado. Lo has dejado en el momento más inquietante, cuando el conde descubrirá la ausencia de Adelaida... ¡¡¡qué ganas de saber qué pasa!!!
ResponderEliminarMe ha encantado este capítulo, se está poniendo cada vez más interesante.
Un beso enorme, amiga
Muchas gracias Chari. Me alegro mucho que te guste. Te dejo un abrazo. Por hoy me toca cerrar el PC y descansar. Gracias por tu comentario amiga y por pasar. Hasta mañana y feliz principio de semana para ti y para fibi.
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