A veces la añoranza y nostalgia nos llena el corazón y el alma de los días que se quedaron atrás chapoteando en los charcos del pasado
Al llega el invierno las gotas de lluvia vuelan como si llevaran almas de ángeles transparentes en su interior. Mi alma se estremece bajo las nubes frías y grises que se desgranan en el firmamento.
Cae la lluvia formando charcos de recuerdos. Años en cada una de sus gotas que que quedaron en el ayer. Almas que partieron hacia la eternidad y que viven en mis recuerdos y nostalgias.
Ya no está la niña de trenzas largas chapoteando en los charcos de lluvia buscando ranas imaginarias que caían de las nubes del pasado.
Se fue el camino de tierra húmeda y arcilla roja. En su lugar hay un triste día gris que no es el mismo de antes, con árboles que me miran desde su altura. En el camposanto hay una parte de mi alma que ya no puedo recuperar que se estremece de frío. Otro año llega a mi puerta y toca con manos de vida nueva. Trae guantes de Navidad adornados con grises recuerdos. Las bolas de colores navideños cuelgan de las ventanas y un pajarito revolotea en el jardín buscando alguna semilla perdida en el invierno. Busco las hadas de mis sueños. Las hadas violetas que me hacía soñar con mundos maravillosos. Las que llevaban varitas mágicas fabricadas con los más bellos sueños. Pero las grises nubes de invierno parecen haberse tragado toda la magia.
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