Tiene el otoño un aroma especial
a lirios y a campo lavado por la lluvia,
a charcos donde se refleja el alma,
a recuerdos y a nostalgias
que el sol pálido no consigue
desvanecer entre sus rayos.
Tiene el otoño lágrimas como gotas
de rocío que se engarzan
en los corazones
y se desgranan entre
las nubes, en un cielo de porcelana
gris.
Y tiene el otoño sentimientos
avivados por el amor, junto a las brasas,
y esos paseos bajo los árboles que
se desnudan de las hojas ocres
y amarillas, alfombrando nuestros pies
con un canto mullido y fresco.
Y también un camito de tierra mojada,
con olor amarillo y dulzón a membrillo
y a manzanas cuajadas de lluvia,
y a viejos recuerdos,
de rostros que no están
y que vuelan
como mariposas melancólicas,
en nuestra alma.
Ha llegado un nuevo otoño
y vuelve a dibujar con pincel
dorado,
el aroma que se fue
a tarde de colegio,
con trazos
de tizas y cuadernos
infantiles...
Las mañanitas de escuela
jugando a la inocencia
entre, chicles de fresa y
cromo de colores...
El otoño ha abierto
la caja mágica,
donde guarda todo un mundo
de colores, perfumes y sentimientos
y las mariposas doradas,
las que llevan entre las alas
añoranzas y recuerdos,
vuelan en nuestras almas
El tiempo se estira,
como las notas de un acordeón
que no quiere que acabe
la vieja melodía.
Y vuelven a agitarse remolinos
dorados en nuestros corazones
y vuelven las hojas húmedas
a alfombran nuestros pies.
Pero no son las mismas hojas
de antaño,
Ni los mismos remolinos
que poblaban nuestras almas.
Es otro otoño pintando de ocre,
el que se refleja en nuestras miradas
y en nuestros corazones.
Con las nuevas hojas,
regresan los momentos
que se fueron alejando,
mientras el tiempo se estiraba
en silencio y de puntillas...
Y quizás tú no sabes que...
guardo en mi corazón melancólico
mis rosas de otoño,
las atesoro en un rinconcito
de mi alma,
amarronadas por el tiempo,
especiales y extrañas.
entre las gotas grises
que golpean de nuevo
mi ventana y dibujan
corazones en el cristal,
mientras resbalan
hasta esfumarse
en la nube del tiempo.
Son las nuevas perlas
que han nacido en otoño,
ellas bañan mi alma,
la aroman,
le susurran,
le hablan
de un momento
de mi espacio,
de mi tiempo,
de manos vacías
y alma repleta
de grandes tesoros,
mis rosas amarronadas,
mis trocitos vividos,
mis sonrisas,
mis lágrimas,
engarzadas entre
gotas de rocío,
cuajadas en el Universo,
bañando mi corazón cansado,
perfumando mi camino
y el transitar de mi alma
a lirios y a campo lavado por la lluvia,
a charcos donde se refleja el alma,
a recuerdos y a nostalgias
que el sol pálido no consigue
desvanecer entre sus rayos.
Tiene el otoño lágrimas como gotas
de rocío que se engarzan
en los corazones
y se desgranan entre
las nubes, en un cielo de porcelana
gris.
Y tiene el otoño sentimientos
avivados por el amor, junto a las brasas,
y esos paseos bajo los árboles que
se desnudan de las hojas ocres
y amarillas, alfombrando nuestros pies
con un canto mullido y fresco.
Y también un camito de tierra mojada,
con olor amarillo y dulzón a membrillo
y a manzanas cuajadas de lluvia,
y a viejos recuerdos,
de rostros que no están
y que vuelan
como mariposas melancólicas,
en nuestra alma.
Ha llegado un nuevo otoño
y vuelve a dibujar con pincel
dorado,
el aroma que se fue
a tarde de colegio,
con trazos
de tizas y cuadernos
infantiles...
Las mañanitas de escuela
jugando a la inocencia
entre, chicles de fresa y
cromo de colores...
El otoño ha abierto
la caja mágica,
donde guarda todo un mundo
de colores, perfumes y sentimientos
y las mariposas doradas,
las que llevan entre las alas
añoranzas y recuerdos,
vuelan en nuestras almas
El tiempo se estira,
como las notas de un acordeón
que no quiere que acabe
la vieja melodía.
Y vuelven a agitarse remolinos
dorados en nuestros corazones
y vuelven las hojas húmedas
a alfombran nuestros pies.
Pero no son las mismas hojas
de antaño,
Ni los mismos remolinos
que poblaban nuestras almas.
Es otro otoño pintando de ocre,
el que se refleja en nuestras miradas
y en nuestros corazones.
Con las nuevas hojas,
regresan los momentos
que se fueron alejando,
mientras el tiempo se estiraba
en silencio y de puntillas...
Y quizás tú no sabes que...
guardo en mi corazón melancólico
mis rosas de otoño,
las atesoro en un rinconcito
de mi alma,
amarronadas por el tiempo,
especiales y extrañas.
entre las gotas grises
que golpean de nuevo
mi ventana y dibujan
corazones en el cristal,
mientras resbalan
hasta esfumarse
en la nube del tiempo.
Son las nuevas perlas
que han nacido en otoño,
ellas bañan mi alma,
la aroman,
le susurran,
le hablan
de un momento
de mi espacio,
de mi tiempo,
de manos vacías
y alma repleta
de grandes tesoros,
mis rosas amarronadas,
mis trocitos vividos,
mis sonrisas,
mis lágrimas,
engarzadas entre
gotas de rocío,
cuajadas en el Universo,
bañando mi corazón cansado,
perfumando mi camino
y el transitar de mi alma

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