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viernes, 20 de mayo de 2022

Quien no llora no mama "Los relatos y las lágrimas de Teresa"

¿Alguna vez han escuchado el dicho de...Quien no llora no mama?

Muchas personas se pasan la vida llorando y contando sus desgracias. Como si fueran las más desgraciadas del mundo y lo demás tuviéramos la felicidad completa entre las manos. Existen picos de miel que endulzan oídos y los llegan a conmover con palabras y existen picos que simplemente permanecen cerrados contemplando los tejemanejes que se van sucediendo ante ellos.
Recuerdo cuando mi niño aún era muy chiquito y como todo niño necesitaba sus comidas especiales para bebés, sus pañales y todo lo que requiere un pequeñito, que por cierto suele ser bastante costoso. Criar a un hijo no es fácil ni emocionalmente ni económicamente. Requiere de muchos cuidado y de un considerable costo.
Pues bien, como toda familia la mía también tenía que pagar sus facturas puntuales de luz, agua etc... que religiosamente caían cada final de mes.
En aquel tiempo yo trabajaba en una empresa y ayudaba en casa con mi trabajo. Un trabajo para el que solo me llamaban a temporadas.
En el mismo lugar trabajaba una señora que también tenía una familia y sus respectivos hijos.
Pero había una diferencia entre esta señora y yo. Ni ella era mejor ni peor que yo. Solo diferentes y por lo tanto nuestra forma de actuar también era distinta.
A esta señora la vamos a llamar Teresa por ponerle un nombre. No  quiero romper la privacidad en ningún aspecto.
Teresa se pasaba la vida llorando. Le faltaba para llegar a final de mes. Le faltaba para comprar la ropa y alimentos para sus hijos y le faltaba para todo. Así lloraba y lloraba todos los días. Pueden creer que eso hacía sus efecto y siempre conseguía que la llamaran más a menudo para trabajar y le tuvieran más atenciones. Yo por mi parte siempre me callaba a pesar de que no estábamos precisamente nadando en la abundancia. El esposo de Teresa trabajaba al igual que mi esposo y cuando llegaban las vacaciones no se perdían sus días en la playa o en la montaña disfrutando con sus hijos. Por nuestra parte, mi familia y yo pasábamos las vacaciones en casa y los fines de semana llevábamos a nuestro hijo a algún lugar de ocio con nuestra comida preparada en una neverita pequeña de pvc, para que no se estropeara con el calor del verano. Siempre procurábamos hacer buen uso del dinero que entraba en casa para que alcanzara para todo.
Al regresar de las vacaciones recuerdo a Teresa con la piel muy morenita gracias al sol veraniego que tan saludablemente había disfrutado en su playita de descanso, con sus hijos y su esposo.
Y una vez de vuelta al trabajo volvían las lágrimas a los ojos de Teresa y su plañidera voz volvía a oírse por todo el recinto. Todo el mundo escuchaba con cara apenada y ojos triste los relatos y penurias que Teresa repetía una y otra vez . Yo los contemplaba a todos y callaba como siempre hacía.
Los llantos de Teresa fueron muy productivos y acabó trabajando permanentemente en la empresa. Consiguió muchas cosas con la voz plañidera, sus relatos y lágrimas y es que quien no llora no mama.
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