Existió hace mucho, mucho tiempo un hermoso y profundo bosque. Se alzaba en un lugar encantado. En un mundo paralelo al de los mortales. En aquel lugar sólo podían vivir seres alados y traslucidos.
Aquel año al llegar la primavera, cuando el aire lo impregna todo de maravillosos aromas, un rosal silvestre blanco como la nieve despertó y empezó a abrir sus bellas flores. En la corola de una de ellas apareció una recién nacida hada diminuta y hermosa. La rosa la arropaba con sus pétalos y la adormecía con su aroma.
El primero que la descubrió fue el gusanos gruñón, que vivían en un agujero, en el tronco de un viejo árbol. Había salido a dar un paseo para estirar las patitas. El viejo gusano tenía la costumbre de refunfuñar por todo. Al ver a la pequeña exclamó:
-¡Ohh otro inquilina para el bosque, lo que faltaba!
En esos momentos la diminuta hada abrió los preciosos ojos color caramelo y una sonrisa maravillosa se dibujó en su sonrosado rostro. Tan maravillosa era, que el gusano gruñón quedó embelesado mirándola y ocurrió el milagro, la crispación y el enfado desparecieron totalmente de su cara. La paz inundo su cuerpo por completo, hasta las patitas.
El próximo que descubrió el acontecimiento fue colibrí plumas de viento, apodo que se gano por ser el que volaba más rápido del bosque. Al ver a la pequeñita quedo extasiado:
-¡Ohhh que linda y diminuta hadita!. Alguien tendrá que cuidar de ella.
Seré su protector. La enseñaré a volar para que sea tan veloz como yo.
Después de esto colibrí revoloteó al lado del rosal con mucho cuidado para no hacer viento y que la pequeñita pillara un resfriado.
Así fueron pasando los años y la hadita fue creciendo, cuidada y mimada por todos los habitantes del bosque. Un día entre todos acordaron ponerle de nombre "Sonrisa de primavera" por dos motivos: Uno porque había nacido justo en esa época del año. El otro porque cuando sonreía hasta el sol alejaba las nubes, para ver aquella tierna y maravillosa sonrisa.
La pequeña fue creciendo hasta convertirse en una preciosa joven, que alegraba el bosque con sus delicados cantos y su maravillosa sonrisa.
Mientras tanto en el otro mundo paralelo vivía un apuesto joven llamado Kevin. El muchacho trabajaba en los campos de cultivo, para ganar el sustento para él y su madre. Esta había quedado viuda al morir el padre del joven en un trágico accidente. A raíz del nefasto acontecimiento la buena mujer sufría una extraña enfermedad, que la alejaba del mundo real y la sumía en una profunda melancolía.
Cada día al terminar las tareas de la tierra el muchacho solía refrescarse en un río cercano de aguas cristalinas. Aquel día al quedarse mirando las transparentes aguas, contempló una visión fascinante reflejada en la superficie. Una joven de hermosos ojos color caramelo. Cantaba una bella canción. Después sus labios dibujaron la sonrisa más linda, que jamás el muchacho había podido imaginar. Desde aquel instante Kevin quedó perdídamente enamorado de la extraña desconocida.
La madre del joven se percató de la tristeza de su hijo y a pesar de la suya propia, por amor a él salió de aquel mundo en el que había decidido vivir a perder a su esposo. Un día en que el muchacho estaba sumido en sus pensamientos más profundos le preguntó el porque de aquella melancolía. El joven le contó aquello tan insólito, que aconteció mientras contemplabas las aguas.
La buena mujer le aconsejó que acudiera a la casa de la hechicera, la que vivía en la montaña más alta del paraje. Ella le diría todo lo que él quería saber sobre la hermosa joven.
Así lo hizo y al día siguiente partió hacia el lugar en busca de respuestas.
Tuvo varios días de camino y pasó otro escalando la alta cumbre. Al fin llego al lugar y pudo contemplar la cabaña de la hechicera, entre la maleza. Se dirigió a ella sin perder tiempo y golpeó la carcomida puerta. Desde dentro respondió una voz cascada :
-¿Quién golpea mi puerta y osa interrumpir mi descanso?
-Un joven en busca de respuestas señora.
-Está bien, está bien...empuja la puerta y entra- Contestó desde dentro la voz de la mujer.
El joven entró en la estancia. La vieja bruja se apoyaba sobre una mesa, en la cual había una bola de cristal transparente.
Lo escuadriñó con sus ojos de buho y preguntó:
-¿Que te trae por estos parajes?
El joven sostuvo la mirada de la hechicera y contestó;
-He venido porque necesito respuestas. Me han dicho que usted me las puede dar.
-Así es, yo tengo respuestas para todo. Depende de lo que estés dispuesto a darme a cambio.
El joven la miró con curiosidad:
-¿Qué desea de mi?
Ella sonrió dejando ver su escasos dientes:
-Te lo diré en su momento. Toma asiento joven.
Kevin se sentó donde le indicaba la mujer. Esta puso las manos sobre la bola de cristal, invocando una extraña plegaria. Lentamente en el interior de la cristalina bola empezó a extenderse una espesa neblina. De pronto apareció aquella joven, que él contempló en las aguas del río. Ahora podía verla por completo. Era mucho más hermosa que la primera vez que la vio. Se fijó en que dos alas traslucidas y brillantes salían de sus hombros. Ni siquiera se inmutó. Estaba tan fascinado, que aquello pasó a segundo plano.
La bruja alzó la mirada y exclamó:
-¡Ohh... Sonrisa de primavera! El hada de la encantadora sonrisa. Nacida de la pureza blanca de un rosal silvestre. Ella no pertenece a tu mundo mortal. Ella vive en un mundo paralelo al tuyo, imposible de alcanzar.
Kevin se puso muy triste, pero pronto reaccionó y mirando fijamente a la bruja exclamó:
-¡Necesito llegar a su mundo y conocerla!. No importa lo que tenga que hacer. Haré lo que me digas.
La hechicera se rascó la huesuda barbilla con una de sus largas uñas, pensativa:
-Si estás dispuesto a sacrificarte, quizás con mi ayuda puedas llegar hasta ella.
Kevin esta vez casi gritó:
-¡Siii haré lo que sea!. Pídeme lo que quieras.
La bruja volvió a mirarlo con aquellos ojos de buho hipnotizantes:
-La conocerás y podrás estar con ella, pero sólo siete días. A cambio me darás tu juventud. Cuando transcurra ese tiempo, sólo serás un viejo mortal.
¿Estás dispuesto a entregar tu juventud a cambio de tu deseo?.
El precio era muy alto, pero Kevin sabia que no podía seguir viviendo sin esta cerca de la joven, aunque sólo fueran siete días.
-Está bien te daré lo que quieres bruja. Dime lo que tengo que hacer.
Los ojos redondos y grandes de la hechicera desprendían chispas de jubilo. No pudo reprimir una sonora carcajada:
ja, ja, ja,ja...Volveré a ser otra vez joven y hermosa gracias a ti muchacho.
Después de estas palabras le entregó un pequeño frasco de cristal diciéndole:
-Toma joven, cuando salga la luna esta noche, te colocaras bajo el árbol que hay a la entrada de la casa, te arrodillas en el suelo y recitaras esta plegaría:
"Quiero un rayo de luna que me vuelva transparente.
Quiero un rayo de luna que me vuelva etéreo.
Que me de alas, que haga posible mis sueños.
Quiero siete días mágicos en el mundo paralelo.
Esta noche con mi juventud este pacto sello".
Recuerda abrir el frasco mientras recitas la plegaria. Dentro hay magia suficiente para atrapar el rayo de luna. Después ciérralo bien y regresa junto a mi.
El muchacho hizo todo cuando le dijera la bruja y regreso con el recipiente en el cual había atrapado el rayo de luna.
La vieja hechicera palmoteaba feliz, bailando alrededor de la mesa con macabras cabriolas:
-Lo has hecho muy bien joven. Dame el frasco mágico y arrodíllate.
Kevi siguió las instrucciones de la hechicera. Esta abrió el frasco y dejo salir el rayo de luna. Después tocó con una de sus negras uñas la cabeza del joven musitando:
-Por el poder que me otorgan las tinieblas, te ordeno rayo que despliegues tu poder sobre este ser mortal y conviertas su deseo en realidad
Al momento el joven fue envuelto por el rayo de luna, convirtiéndose en un ser mágico y traslucido.
La bruja gritó:
-Ahora eres un ser mágico que puede habitar en el mundo paralelo. No olvides que el hechizo sólo durará siete días.
Después de esto la hechicera tomo un jarro lleno de agua, donde había depositado diferentes hierbas mágica y la arrojó al rostro de del muchacho diciendo:
-¡Vuela hacia al mundo al que perteneces!.
Kevin sintió un inmenso vacío en el estómago y cerró los ojos para no marearse.
Al abrirlos se dio cuenta de que ya no estaba en el mundo de los mortales.
Cerca se podía escuchar el rumor del agua. Tenía mucha sed, así que siguió el sonido hasta llegar al fresco líquido, que brotaban entre dos abruptas peñas. Bebió hasta calmar la sed.
Después caminó en la dirección de la corriente, hasta llegar a un pequeño lago. Casi dio un salto al verse reflejado en las aguas. Era su imagen, pero tenía dos orejas puntiagudas y una naríz larguísima. Era un auténtico duende. La bruja había hecho un buen trabajo.
Aquella noche Kevin durmió cerca del lago, sobre la hierba fresca.
A la mañana siguiente al despertarse, se sumergió en las mansas aguas para asearse. Se hallaba nadando cuando escuchó una voz chillona que le preguntaba:
-¿Tú quién eres?. No te he visto antes por aquí.
Kevin miró en la dirección de donde provenía la voz. Se trataba de un hermoso colibrí, que aleteaba cerca de unos matorrales.
-Me llamo Kevin. Sólo estoy de paso por unos días.
En realidad vivo casi a la entrada del bosque por eso no me has visto nunca. Además siempre busco los sitios más espesos de vegetación, no me gusta el calor. Sentía curiosidad por saber que había más allá de donde siempre he habitado, por eso me decidía a explorar.
Colibri plumas de viento pareció satisfecho con la explicación del joven:
-Un gusto conocerte Kevin. Yo soy plumas de viento.
-Si quieres te presentaré a los habitantes de este lugar. Te daremos al bienvenida. Somos muy hospitalarios con los forasteros.
El muchacho acompañó a plumas de viento a través del bosque, hasta llegar a un claro, donde se alzaban unas especies de cabañas, suspendidas en el aire, eran redondas y estaban hechas de un material muy brillante, desconocido por el muchacho.
Plumas de viento señaló con una de sus alas las extrañas viviendas:
-Mira hay viven las hadas y los duendes. El resto de habitantes viven en sus respectivas hábitat.
En esos momento apareció como un torbellino lo que tanto Kevin había deseado ver. Volaba daba vueltas y gritaba con dulce voz:
-Plumas de viento me acompañas a recoger fresas...
Sonrisa de primavera se detuvo en seco al ver al muchacho. Lo contempló en silencio.
Plumas de viento se apresuró a presentarlo:
Este es nuestro invitado. Lo acabo de conocer en el lago. Se llama Kevin.
La hermosa hada lo miró y sonrió, con aquella sonrisa única, que había enamorado al joven:
Me llamo Sonrisa de primavera. Me alegro de conocerte. Te doy la bienvenida a nuestro bosque.
El joven apenas podía articular palabra. Estaba fascinado. Al fin consiguió balbucear:
-Yo también me alegro de conocerte.
A partir de aquel día el muchacho compartió su vida con los habitantes del bosque. Poco a poco fue conociendo a Sonrisa de primavera. Se bañaban juntos en el lago, recogían fresas, volaban y jugaban entre las hermosas flores. Un día kevin mientras recogían miel de una colmena cercana con la que Sonrisa de primavera y los demás seres alados del lugar se alimentaba, miró fijamente a la muchacha y le dijo:
-Te amo. Lo que vino a continuación fue un hermoso beso impregnado de amor y magia. Sonrisa de primavera también se había enamorado de aquel extraño duende. Sin sospechar que sólo era un mortal que había conseguido entrar en su mundo. Sólo faltaban dos días para que el muchacho regresará a su verdadero lugar. Al mundo de los humanos.
Aquella tarde decidió hablar con Sonrisa de primavera y contarle la verdad:
-Mi bella hada te he mentido. No soy como tú. Sólo soy un mortal, que vino a tu mundo enamorado de tu bella sonrisa. Dentro de dos días volveré a mi propia esencia y tendré que marchar. Te pido perdón por haberte mentido.
Sonrisa de primavera lo miraba con los ojos muy abiertos, sin poder articular palabra. Sus pupilas se llenaron de bellas gotas cristalinas, que al caer al suelo se convertían en preciosas perlas. después huyó de Kevin y se interno en lo más profundo del bosque.
El muchacho pasó el tiempo que le quedaba llamándola y buscándola, hasta que llego el día de partir de aquel mundo paralelo al suyo.
De nuevo se encontró frete a la bruja. Esta lo miraba con los ojos redondos y saltones muy abiertos:
-¿Has disfrutado tu tiempo?. Ahora te toca pagar el precio.
Sin esperar respuesta puso sus arrugadas manos de uñas largas y negras sobre la cabeza del joven. Al momento este cayo en una especie de sopor que le robaba las fuerzas y la vida.
Al despertar Kevin se encontró en casa de su madre. La buena mujer estaba arrodillada a su lado, llorando:
-¿Qué te ha ocurrido hijos mío?. ¿Quién te ha hecho esto?.
-Madre fue la bruja. Es el precio por conocer a Sonrisa de primavera.
El joven se había convertido en un anciano al borde de la muerte. La hechicera le había robado la vida. Incluso su madre era mucho más joven que él.
Kevin estaba a punto de expirar en su lecho de muerte.
La madre junto al lecho tenía las manos de su hijo entre las suyas. De pronto se escuchó un sonido de campanillas y la habitación se lleno de luz azul y resplandeciente. Madre e hijo se miraron sin comprende lo que estaba ocurriendo. De la intensa luz surgió Sonrisa de primavera. Estaba resplandeciente con sus bellas alas y su preciosa sonrisa. Se aproximó al lecho y lo miró con sus grandes ojos color caramelo, llenos de ternura:
-Amor se todo lo que ha ocurrido. Se de tu sacrificio por estar a mi lado. Te busqué por todo el bosque pero ya no estabas. Entonces acudí a la reina de las hadas. Ella me contó lo que había pasado. Me habló de la malvada bruja y de como te había robado la vida. De tu inmenso amor por mi, capaz de cualquier sacrificio.
Después de estas palabras, Sonrisa de primavera abrió un pequeño frasquito transparete, dentro bullía una especie de humo plateado:
-Toma amor es el elixir de la vida. Mi reina lo preparó para ti.
Kevin la miró desde su lecho de muerte, casi sin fuerzas musitó:
-No lo quiero. Si no puedo estar a tu lado, prefiero morir.
Los hermosos ojos de la joven se llenaron de lágrimas:
Estaremos siempre juntos amor. En tu mundo o en el mío, allí donde estemos nadie nos podrá separar jamás.
Después de esto aproximó el frasquito a los labios de Kevin y este bebió todo su contenido. Al momento el joven volvió a recuperar la vida que la bruja le arrebato. Mientras tanto la malvada hechicera había perdido los años de juventud y vida robados al muchacho. Loca de ira al verse de nuevo con su apariencia, sin poder soportarlo, se arrojo desde un precipicio. Estrellándose y muriendo en el acto.
Kevin y Sonrisa de primavera volvieron al bosque mágico acompañados por la mama del muchacho. Allí vivieron felices toda la eternidad.
FIN.
Seré su protector. La enseñaré a volar para que sea tan veloz como yo.
Después de esto colibrí revoloteó al lado del rosal con mucho cuidado para no hacer viento y que la pequeñita pillara un resfriado.
Así fueron pasando los años y la hadita fue creciendo, cuidada y mimada por todos los habitantes del bosque. Un día entre todos acordaron ponerle de nombre "Sonrisa de primavera" por dos motivos: Uno porque había nacido justo en esa época del año. El otro porque cuando sonreía hasta el sol alejaba las nubes, para ver aquella tierna y maravillosa sonrisa.
La pequeña fue creciendo hasta convertirse en una preciosa joven, que alegraba el bosque con sus delicados cantos y su maravillosa sonrisa.
Mientras tanto en el otro mundo paralelo vivía un apuesto joven llamado Kevin. El muchacho trabajaba en los campos de cultivo, para ganar el sustento para él y su madre. Esta había quedado viuda al morir el padre del joven en un trágico accidente. A raíz del nefasto acontecimiento la buena mujer sufría una extraña enfermedad, que la alejaba del mundo real y la sumía en una profunda melancolía.
Cada día al terminar las tareas de la tierra el muchacho solía refrescarse en un río cercano de aguas cristalinas. Aquel día al quedarse mirando las transparentes aguas, contempló una visión fascinante reflejada en la superficie. Una joven de hermosos ojos color caramelo. Cantaba una bella canción. Después sus labios dibujaron la sonrisa más linda, que jamás el muchacho había podido imaginar. Desde aquel instante Kevin quedó perdídamente enamorado de la extraña desconocida.
La madre del joven se percató de la tristeza de su hijo y a pesar de la suya propia, por amor a él salió de aquel mundo en el que había decidido vivir a perder a su esposo. Un día en que el muchacho estaba sumido en sus pensamientos más profundos le preguntó el porque de aquella melancolía. El joven le contó aquello tan insólito, que aconteció mientras contemplabas las aguas.
La buena mujer le aconsejó que acudiera a la casa de la hechicera, la que vivía en la montaña más alta del paraje. Ella le diría todo lo que él quería saber sobre la hermosa joven.
Así lo hizo y al día siguiente partió hacia el lugar en busca de respuestas.
Tuvo varios días de camino y pasó otro escalando la alta cumbre. Al fin llego al lugar y pudo contemplar la cabaña de la hechicera, entre la maleza. Se dirigió a ella sin perder tiempo y golpeó la carcomida puerta. Desde dentro respondió una voz cascada :
-¿Quién golpea mi puerta y osa interrumpir mi descanso?
-Un joven en busca de respuestas señora.
-Está bien, está bien...empuja la puerta y entra- Contestó desde dentro la voz de la mujer.
El joven entró en la estancia. La vieja bruja se apoyaba sobre una mesa, en la cual había una bola de cristal transparente.
Lo escuadriñó con sus ojos de buho y preguntó:
-¿Que te trae por estos parajes?
El joven sostuvo la mirada de la hechicera y contestó;
-He venido porque necesito respuestas. Me han dicho que usted me las puede dar.
-Así es, yo tengo respuestas para todo. Depende de lo que estés dispuesto a darme a cambio.
El joven la miró con curiosidad:
-¿Qué desea de mi?
Ella sonrió dejando ver su escasos dientes:
-Te lo diré en su momento. Toma asiento joven.
Kevin se sentó donde le indicaba la mujer. Esta puso las manos sobre la bola de cristal, invocando una extraña plegaria. Lentamente en el interior de la cristalina bola empezó a extenderse una espesa neblina. De pronto apareció aquella joven, que él contempló en las aguas del río. Ahora podía verla por completo. Era mucho más hermosa que la primera vez que la vio. Se fijó en que dos alas traslucidas y brillantes salían de sus hombros. Ni siquiera se inmutó. Estaba tan fascinado, que aquello pasó a segundo plano.
La bruja alzó la mirada y exclamó:
-¡Ohh... Sonrisa de primavera! El hada de la encantadora sonrisa. Nacida de la pureza blanca de un rosal silvestre. Ella no pertenece a tu mundo mortal. Ella vive en un mundo paralelo al tuyo, imposible de alcanzar.
Kevin se puso muy triste, pero pronto reaccionó y mirando fijamente a la bruja exclamó:
-¡Necesito llegar a su mundo y conocerla!. No importa lo que tenga que hacer. Haré lo que me digas.
La hechicera se rascó la huesuda barbilla con una de sus largas uñas, pensativa:
-Si estás dispuesto a sacrificarte, quizás con mi ayuda puedas llegar hasta ella.
Kevin esta vez casi gritó:
-¡Siii haré lo que sea!. Pídeme lo que quieras.
La bruja volvió a mirarlo con aquellos ojos de buho hipnotizantes:
-La conocerás y podrás estar con ella, pero sólo siete días. A cambio me darás tu juventud. Cuando transcurra ese tiempo, sólo serás un viejo mortal.
¿Estás dispuesto a entregar tu juventud a cambio de tu deseo?.
El precio era muy alto, pero Kevin sabia que no podía seguir viviendo sin esta cerca de la joven, aunque sólo fueran siete días.
-Está bien te daré lo que quieres bruja. Dime lo que tengo que hacer.
Los ojos redondos y grandes de la hechicera desprendían chispas de jubilo. No pudo reprimir una sonora carcajada:
ja, ja, ja,ja...Volveré a ser otra vez joven y hermosa gracias a ti muchacho.
Después de estas palabras le entregó un pequeño frasco de cristal diciéndole:
-Toma joven, cuando salga la luna esta noche, te colocaras bajo el árbol que hay a la entrada de la casa, te arrodillas en el suelo y recitaras esta plegaría:
"Quiero un rayo de luna que me vuelva transparente.
Quiero un rayo de luna que me vuelva etéreo.
Que me de alas, que haga posible mis sueños.
Quiero siete días mágicos en el mundo paralelo.
Esta noche con mi juventud este pacto sello".
Recuerda abrir el frasco mientras recitas la plegaria. Dentro hay magia suficiente para atrapar el rayo de luna. Después ciérralo bien y regresa junto a mi.
El muchacho hizo todo cuando le dijera la bruja y regreso con el recipiente en el cual había atrapado el rayo de luna.
La vieja hechicera palmoteaba feliz, bailando alrededor de la mesa con macabras cabriolas:
-Lo has hecho muy bien joven. Dame el frasco mágico y arrodíllate.
Kevi siguió las instrucciones de la hechicera. Esta abrió el frasco y dejo salir el rayo de luna. Después tocó con una de sus negras uñas la cabeza del joven musitando:
-Por el poder que me otorgan las tinieblas, te ordeno rayo que despliegues tu poder sobre este ser mortal y conviertas su deseo en realidad
Al momento el joven fue envuelto por el rayo de luna, convirtiéndose en un ser mágico y traslucido.
La bruja gritó:
-Ahora eres un ser mágico que puede habitar en el mundo paralelo. No olvides que el hechizo sólo durará siete días.
Después de esto la hechicera tomo un jarro lleno de agua, donde había depositado diferentes hierbas mágica y la arrojó al rostro de del muchacho diciendo:
-¡Vuela hacia al mundo al que perteneces!.
Kevin sintió un inmenso vacío en el estómago y cerró los ojos para no marearse.
Al abrirlos se dio cuenta de que ya no estaba en el mundo de los mortales.
Cerca se podía escuchar el rumor del agua. Tenía mucha sed, así que siguió el sonido hasta llegar al fresco líquido, que brotaban entre dos abruptas peñas. Bebió hasta calmar la sed.
Después caminó en la dirección de la corriente, hasta llegar a un pequeño lago. Casi dio un salto al verse reflejado en las aguas. Era su imagen, pero tenía dos orejas puntiagudas y una naríz larguísima. Era un auténtico duende. La bruja había hecho un buen trabajo.
Aquella noche Kevin durmió cerca del lago, sobre la hierba fresca.
A la mañana siguiente al despertarse, se sumergió en las mansas aguas para asearse. Se hallaba nadando cuando escuchó una voz chillona que le preguntaba:
-¿Tú quién eres?. No te he visto antes por aquí.
Kevin miró en la dirección de donde provenía la voz. Se trataba de un hermoso colibrí, que aleteaba cerca de unos matorrales.
-Me llamo Kevin. Sólo estoy de paso por unos días.
En realidad vivo casi a la entrada del bosque por eso no me has visto nunca. Además siempre busco los sitios más espesos de vegetación, no me gusta el calor. Sentía curiosidad por saber que había más allá de donde siempre he habitado, por eso me decidía a explorar.
Colibri plumas de viento pareció satisfecho con la explicación del joven:
-Un gusto conocerte Kevin. Yo soy plumas de viento.
-Si quieres te presentaré a los habitantes de este lugar. Te daremos al bienvenida. Somos muy hospitalarios con los forasteros.
El muchacho acompañó a plumas de viento a través del bosque, hasta llegar a un claro, donde se alzaban unas especies de cabañas, suspendidas en el aire, eran redondas y estaban hechas de un material muy brillante, desconocido por el muchacho.
Plumas de viento señaló con una de sus alas las extrañas viviendas:
-Mira hay viven las hadas y los duendes. El resto de habitantes viven en sus respectivas hábitat.
En esos momento apareció como un torbellino lo que tanto Kevin había deseado ver. Volaba daba vueltas y gritaba con dulce voz:
-Plumas de viento me acompañas a recoger fresas...
Sonrisa de primavera se detuvo en seco al ver al muchacho. Lo contempló en silencio.
Plumas de viento se apresuró a presentarlo:
Este es nuestro invitado. Lo acabo de conocer en el lago. Se llama Kevin.
La hermosa hada lo miró y sonrió, con aquella sonrisa única, que había enamorado al joven:
Me llamo Sonrisa de primavera. Me alegro de conocerte. Te doy la bienvenida a nuestro bosque.
El joven apenas podía articular palabra. Estaba fascinado. Al fin consiguió balbucear:
-Yo también me alegro de conocerte.
A partir de aquel día el muchacho compartió su vida con los habitantes del bosque. Poco a poco fue conociendo a Sonrisa de primavera. Se bañaban juntos en el lago, recogían fresas, volaban y jugaban entre las hermosas flores. Un día kevin mientras recogían miel de una colmena cercana con la que Sonrisa de primavera y los demás seres alados del lugar se alimentaba, miró fijamente a la muchacha y le dijo:
-Te amo. Lo que vino a continuación fue un hermoso beso impregnado de amor y magia. Sonrisa de primavera también se había enamorado de aquel extraño duende. Sin sospechar que sólo era un mortal que había conseguido entrar en su mundo. Sólo faltaban dos días para que el muchacho regresará a su verdadero lugar. Al mundo de los humanos.
Aquella tarde decidió hablar con Sonrisa de primavera y contarle la verdad:
-Mi bella hada te he mentido. No soy como tú. Sólo soy un mortal, que vino a tu mundo enamorado de tu bella sonrisa. Dentro de dos días volveré a mi propia esencia y tendré que marchar. Te pido perdón por haberte mentido.
Sonrisa de primavera lo miraba con los ojos muy abiertos, sin poder articular palabra. Sus pupilas se llenaron de bellas gotas cristalinas, que al caer al suelo se convertían en preciosas perlas. después huyó de Kevin y se interno en lo más profundo del bosque.
El muchacho pasó el tiempo que le quedaba llamándola y buscándola, hasta que llego el día de partir de aquel mundo paralelo al suyo.
De nuevo se encontró frete a la bruja. Esta lo miraba con los ojos redondos y saltones muy abiertos:
-¿Has disfrutado tu tiempo?. Ahora te toca pagar el precio.
Sin esperar respuesta puso sus arrugadas manos de uñas largas y negras sobre la cabeza del joven. Al momento este cayo en una especie de sopor que le robaba las fuerzas y la vida.
Al despertar Kevin se encontró en casa de su madre. La buena mujer estaba arrodillada a su lado, llorando:
-¿Qué te ha ocurrido hijos mío?. ¿Quién te ha hecho esto?.
-Madre fue la bruja. Es el precio por conocer a Sonrisa de primavera.
El joven se había convertido en un anciano al borde de la muerte. La hechicera le había robado la vida. Incluso su madre era mucho más joven que él.
Kevin estaba a punto de expirar en su lecho de muerte.
La madre junto al lecho tenía las manos de su hijo entre las suyas. De pronto se escuchó un sonido de campanillas y la habitación se lleno de luz azul y resplandeciente. Madre e hijo se miraron sin comprende lo que estaba ocurriendo. De la intensa luz surgió Sonrisa de primavera. Estaba resplandeciente con sus bellas alas y su preciosa sonrisa. Se aproximó al lecho y lo miró con sus grandes ojos color caramelo, llenos de ternura:
-Amor se todo lo que ha ocurrido. Se de tu sacrificio por estar a mi lado. Te busqué por todo el bosque pero ya no estabas. Entonces acudí a la reina de las hadas. Ella me contó lo que había pasado. Me habló de la malvada bruja y de como te había robado la vida. De tu inmenso amor por mi, capaz de cualquier sacrificio.
Después de estas palabras, Sonrisa de primavera abrió un pequeño frasquito transparete, dentro bullía una especie de humo plateado:
-Toma amor es el elixir de la vida. Mi reina lo preparó para ti.
Kevin la miró desde su lecho de muerte, casi sin fuerzas musitó:
-No lo quiero. Si no puedo estar a tu lado, prefiero morir.
Los hermosos ojos de la joven se llenaron de lágrimas:
Estaremos siempre juntos amor. En tu mundo o en el mío, allí donde estemos nadie nos podrá separar jamás.
Después de esto aproximó el frasquito a los labios de Kevin y este bebió todo su contenido. Al momento el joven volvió a recuperar la vida que la bruja le arrebato. Mientras tanto la malvada hechicera había perdido los años de juventud y vida robados al muchacho. Loca de ira al verse de nuevo con su apariencia, sin poder soportarlo, se arrojo desde un precipicio. Estrellándose y muriendo en el acto.
Kevin y Sonrisa de primavera volvieron al bosque mágico acompañados por la mama del muchacho. Allí vivieron felices toda la eternidad.
FIN.
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