Mi querido hijo,
mi hijo hermoso y querido,
para mi siempre serás el ángel
que un día Dios
puso entre mis brazos.
No importa que pase el tiempo
y que tus cabellos se cubran
de plata. No importa hijo mío.
Nada puede cambiar mi amor por ti.
Este gran amor que sentí
desde el mismo día en que tu alma
se encontró con la mía.
Mi amado hijo se que algún
día cuando ya no esté
en esta vida,
tus pensamientos volarán a los
días del pasado, cuando caminábamos
los dos por este mundo y recordarás
a tu madre con sus errores y aciertos.
Quiero que sepas que siempre
intenté hacerlo lo mejor
que pude y sabia hacerlo
y quiero pedirte perdón,
si alguna vez me equivoqué,
siempre fue desde el gran
amor que siento y siempre
intentando hacer lo mejor
para ti.
Pero soy humana y
cometo fallos y tropiezos.
Quiero que sepas que me sentiré
muy feliz si tu vida fue dichosa
a mi lado. Eso significará
que te di lo mejor de mi
y desde donde esté
te miraré con mis ojos
que ya no serán terrenales,
y te seguiré queriendo y protegiendo
aunque no me puedas
ver.
Intenté muchas veces
que no te pincharás con las mismas
espinas con las que yo me pinché,
pero hijo mío hay caminos que están
llenos de espinas y que solo nosotros
podemos caminar.
Caminos de los que nadie
nos puede salvar.
Perdóname por quererte tanto
hijo mío y por haber sido tu sombra
muchas veces mientras jugabas y corrías
por la vida, esa sombra solo quería
cuidarte en silencio, para que nada
malo te pasara.
El mejor regalo que Dios me hizo
fue cuando te puso entre mis brazos
mi hermoso y querido hijo
y me siento muy orgullosa de ti
cuando te miro.
Te has convertido en un hombre
buenos, sensible y maravilloso
y para mi sigues siendo mi niño
hermoso y querido
y es que cada vez que te miro
viene a mi ojos y a mi corazón
el primer día que te tuve entre
mis brazos.
Gracias por elegirme para ser
tu mamá, me siento bendecida
y agradecida de que me eligieras.
La única riquezas que te puedo dejar
hijo mío, son estos recuerdos que los dos
compartimos y el gran amor que siento
y que jamás nada podrá arrancar
de mi alma, ni siquiera la eternidad.
Si cuando vuelvas los ojos al pasado
estos recuerdos traen felicidad a tu vida,
seré la madre más dichosa del mundo
por haber sabido cuidar del hermoso
ángel que Dios puso entre mis brazos.
Nunca olvides hijo mío que tu madre
te quiere y que siempre te va a querer
con todo el amor de su alma.
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