Ella viste de luto,
de luto negro.
Cabello rubio,
en cascada,
sobre las alas,
de oscuridad.
Llora la lluvia,
llanto amargo,
sobre el cristal.
Suena la melodía
entre relámpagos,
que se revuelven
como serpientes,
en agonía mortal.
El viejo violín,
que estaba muerto,
que estaba mudo,
despierta, abre los ojos,
sobre su corazón oscuro.
La melodía mortuoria
vibra sobre el cristal.
Cruza el firmamento
viaja rápida, audaz,
hasta a un viejo
cementerio,
olvidado
por el tiempo
y la eternidad.
Almas que se debaten
entre quedarse
o tal vez marchar.
La melodía reclama,
a los que se obstinan
en no cruzar.
Tras el lloroso cristal,
el candelabro oscuro
como la noche,
su luz acaba
por apagar.
Todo en tinieblas,
todo en silencio
todo se queda atrás.
Buena poesía, un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Maria. Gracias por tu visita y por tu comentario. Feliz martes amiga.
ResponderEliminar