Entre alacranes creció
un pequeño ruiseñor
y aunque resulte extraño
cariño por ellos sintió.
Cierto es que le picaban
y sangraban sus pequeñas alas,
pero el corazón no entiende
cuando de sentimientos se trata.
¡Matemos los alacranes
gritaron todos,
al saber lo que pasaba!.
El ruiseñor muy triste lloraba
y nadie podía entender el porque
de aquellas lágrimas.
¡Tonto ruiseñor te hemos salvado!
enfurecidos vociferaban!
y entre sollozos
el ruiseñor respondía:
No eran de mi especie,
no eran igual que yo,
pero era lo único que conocía,
jamás nadie me explicó
que otro mundo existía.
"No soy yo,
es mi tonto corazón,
que aprendió a quererlos
dentro de mi dolor".
Una poesía preciosa que parece una fábula. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias María. A veces los humanos podemos tener reacciones que pueden no ser comprendidas. Siempre he pensado que en los sentimientos no se manda, ellos son totalmente libres muy a pesar nuestro. Por eso hoy quería reflejarlo en este escrito. Me alegro mucho de que te haya gustado amiga. Un abrazo.
ResponderEliminarEl ruiseñor, que corazón más puro, ahí uno se da cuenta que cuando no se conoce la otra cara de la vida, el amor y el cariño es lo único que hay. hermoso poema, amiga, siempre le das a tus escritos ese halo de amor y reflexión en el que se puede sacar muchas conclusiones.
ResponderEliminarMuchos besos
Feliz resto de semana.
Estimada Mila muchas gracias. Así es amiga. No todo el mundo conoce la otra cara de la vida. Como tú bien dices el amor y el cariño es lo único que hay. Los sentimientos no se aprenden, sólo se sienten y es lo que nos hace humanos. Un abrazo. Feliz semana.
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