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viernes, 14 de octubre de 2022

La vida te enseña con gran maestría

 Cuando vives un maremoto doloroso, hay muchas cosas que dejan de importarte y pocas personas que puedan acercarse a tu vida con mentiras y dobles caras. Quizás  porque te vuelves  exigente y no permites que nadie intente acercarse a ti,  sin importarle que medio usar para conseguir su propio fin y es aquí cuando empiezas a ver detrás de las caretas y sus intenciones y empiezas a darte cuenta de muchas cosas. El dolor te lancera el alma, pero  al mismo tiempo te curte y te hace más fuerte y también más precavido y hasta un poco clarividente. 
Entonces te das cuenta lo efímera que es la vida y como hay persona en ella que creen ser eternas y que ni siquiera les pasa por la cabeza que un día como todos nosotros partirán de este mundo y  ya no van a necesitar todos esos afanes, por los que no les importa hacer cualquier cosa y hundir a quien sea. 
En todo este tiempo mi vida ha cambiado mucho y yo con ella. Ya no me rasgo las vestiduras ante personas que solo busca su propia finalidad y beneficio, sin importarles el medio para conseguirlo. Ahora sencillamente me aparto y les dejo que sigan en su loca carrera por la vida. He aprendido a hacerlo de forma rápida. Antes solía esperar más, pensando que podían cambiar, pero la experiencia me ha enseñado que lo mejor es apartarse para que no te dañen. A lo largo de mi vida he conocido personas interesadas, de las que se acercan buscando su propio fin y que cuando cuando no lo consiguen se van y te lanzan su basura o incluso pueden llegar a tomar algún tipo de venganza. También las he conocido de las que  necesitan a toda costa prevalecer sobre los demás y es como si en ello les fuera la vida. Estas últimas son capaces de intrigar, chismear y hacen cualquier cosas para conseguirlo, incluso cubrir de basura tu vida si con ellos consigue su objetivo. No me interesan. No me interesan para nada. No me interesan en absoluto. No se el tiempo que aún estaré en esta vida. Ninguno de nosotros tiene un contrato firmando con la vida, por el tiempo de permanencia en ella, por lo tanto todos somos candidatos a marchar cuando menos lo imaginamos. No quiero desperdiciar mi vida de una forma absurda, cuando es tan valiosa y la necesito para aprender muchas cosas que aún me faltan, antes de que llegue mi momento.
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