Pobre rana y pobre escorpión
pobre rana confiada
y de buen corazón.
Pobre escorpión que no podía
evitar inyectar su veneno
hincando el aguijón.
Quiero contarles
esta Historia
y esta reflexión.
Iba la rana por el mundo
Con un limpio y generoso
corazón.
Mientras el escorpión recorría la senda
de su propia vida, pensando que no era
escorpión, que era producto
de su naturaleza
la que le obligaba a inyectas veneno
y llevar a cabo su maléfica acción.
Y a la rana le explico aquel argumento
y la rana en él confió
y en su generosidad le ofreció
su espalda y su corazón
y el escorpión creyendo que había
dejado su condición de escorpión
a ella se subió.
Y de esta forma el río empezaron a cruzar
los dos.
Mientras el escorpión dulcemente
hablaba al oído de la rana
con gran emoción:
Ranita no te picaré te doy
mi palabra de escorpión.
Te prometo que mi veneno guardaré
y no lo inyectaré en tu alma
y en tu corazón.
Sin saberlo la buena y confiada rana
en su espalda llevaba su propia
perdición,
confiando ciega en poder cambiar
aquella situación.
Al llega a la mitad del río
la ranita sintió un profundo dolor,
totalmente incrédula y desconcertada,
mientras perdía las fuerza y se hundía
en el agua, preguntó:
¿Porqué me inyectas tu veneno
acaso te olvidaste que si yo muero
morimos los dos?
Y el escorpión con estas palabras
le respondió:
Amiga rana te olvidases
de lo fundamental y más
importante de esta situación
olvidaste mi naturaleza
de escorpión,
la que me rige y me obliga
a picarte y a hincarte mi aguijó,
aunque en al agua
acabemos ahogado
y perezcamos los dos.
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