Me declaro culpable de adorar la Navidad

 No se si debo sentirme culpable por gustarme la Navidad. Lo cierto es que no me siento culpable en absoluto. Al contrario me siento muy feliz. No se trata de los regalitos y otras cosas de estas fechas. No soy adicta a las compras ni a ciertos temas. Pero si soy adicta a los sentimientos y a muchos recuerdos que llevo en el corazón. El recuerdo de a una niña de trenzas largar que soñaba con la Navidad. Esa niña creía en la magia de los Reye Magos y en su inocencia adoraba estas fechas. Están en todo su derecho a que les guste o les deje de gustar la Navidad. Afortunadamente somos libre de elegir si la queremos o si no la queremos. Libres de elegir si nos pasamos la vida luchando por tonterías o nos la pasamos intentado vivir en paz. Porque al fin y al cabo todos vamos a acabar en el mismo sitio y cuando eso llegue nos va a sobrar todo, incluso las ideas, por las que tanto peleamos en esta sociedad. Muchas personas y seres queridos para mi, no están ya en este mundo y este año no podrán celebrar estas fechas. Quizás sea lo único hermoso que aún conservamos en nuestros corazones, la pureza de esos recuerdos. Por favor que no me cuenten cuentos sobre el comercio de la Navidad porque no me interesan. A la niña de trenzas largas que esperaba a los Reyes Magos durante todo el año y soñaba con la Navidad, no le interesan las patrañas e intereses particulares de cada uno. Todos debemos lidiar con nuestros propios sentimientos e historias y también con nuestra propia Navidad. Feliz navidad para todos los que adoran estas fechas y tienen atesorados esos recuerdos en su corazón, como los tengo en el mío.

Como siempre digo el respeto es fundamental para poder convivir en este mundo y cada cual ha de lidiar con sus propias historias, respetando las historias de los demás.

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