Mi mascota fallecida azulita se despidió de mi antes de partir hacia el puente del arco iris y me dejó un trocito de su alma

No se amigos lo que ustedes pensarán de lo que hoy les voy a contar, por mi parte creo y estoy totalmente convencida de que nuestras mascotas tienen un alma tan pura que cuando parten de nuestros lado, de alguna forma intuyen esa partida y buscan la forma de despedirse de nosotros. Hoy les voy a hablar sobre mi mascota fallecida, mi querida Azulita que siempre llevo en el corazón. Posiblemente muchos de ustedes que me siguen hace tiempo, saben que Azulita es mi pollito y siempre lo será mi querido pollito. La llamo pollito porque la crie con papilla. Ella era mi bebé. Siempre fue una pajarita muy fuerte. Comía mucho y pronto cambió los plumones por hermosa pluma grises y azuladas. Siempre la tenía cerca de mi en la mesa del ordenador. Cuando era solo era un bebé la tenía en una urnita transparente con serrín, cerca de la estufa para que no pasar frío. Mientras yo hacia los vídeos ella jugaba con el serrín, lo picoteaba, se lo echaba por encima de la alitas y hasta se bañaba en él. Cuando se hizo un poquito más grande ya corría por el teclado del ordenador y picoteaba los cables por lo que tenía que tener cuidado de que no los rompiera. También agarraba los bolígrafos y otras cosas con el pico para jugar.
Mi Azulita fue creciendo fuerte y hermosa. Era muy feliz conmigo y yo con ella. Le gustaba mucho trepar por mi bufanda y cobijarse en ella y allí estaba durante horas, mientras yo iba haciendo mis tareas. Comenzó a volar muy proto por toda la casa. Le encantaba bañarse en e baño. Yo le abría e grifo con un chorrito pequeñito y ponía mis manos juntas para que se llenaran de agua y ella se bañaba en mis manos mientras el agua iba cayendo. Se emocionaba tanto con el baño que me picaba los dedos y a veces lo hacía demasiado fuerte y tenía que decirle que parara. No le gustaba que la grabara con e móvil por eso hay escenas que no las tengo grabadas, aunque si pude grabar otras cuando ella estaba distraída y no se daba cuenta de que la estaba grabando. Le gustaba mucho el cañamón para ella era su golosina y cada día cuando terminaba sus vuelos por la casa yo le daba una ramita y después de comer, ella se iba a dormir. Estaba empezando a hablar y ya repetía algunas palabras. 
Muy pronto pude darme cuenta de que mi azulita era una hembra cuando a los ocho meses puso el primer huevo.
Desde que puso aquel huevo todo empezó a cambiar. La empecé a notar muy estresada, buscando siempre cositas para hacer el nido. Todo lo que encontraba lo guardaba en las alitas y se lo llevaba a su casita para construir el nido. Pensé que quizás solo sería algo temporal y que cuando hiciera su puesta volvería a llevar la vida de siempre. Pero ya nunca fue igual. Ponía los huevos sin descanso uno detrás del otro. Se desmejoró mucho y perdió mucha pluma. Ante esta situación la lleve a un sitio especializado, para pedir una solución. Pero me dijeron que no podían hacer nada, que mi pajarita era una excelente ponedora y que su naturaleza era esa y que así seguiría. Yo intuía que me iba a quedar sin ella. Le di todos los cuidados que podía darle. Pero se fue desgastando poquito a poco, día a día. Ya no volaba como antes porque porque cada vez tenía menos fuerzas.
Recuerdo el día que puso el primer huevo fue volando hasta el ordenador se posó encima y empezó a picar las teclas, intentando arrancar una de ellas. Corrí rápidamente para que no la rompiera, pero cuando llegue ya la había arrancado con el pico. Curiosamente arrancón la tecla del ordenador donde ponía FIN. En esos momentos no me di cuenta. Pensé que era algo más que se quería llevar al nido. Ahora me doy cuenta de que de alguna forma me estaba diciendo que pronto partiría y que quería despedirse de mi de la única forma que yo podía entender. Hasta hoy no he podido escribir estas líneas porque no soportaba recordar lo que me dolía su perdida. Ahora ya puedo hacerlo. La echo mucho de menos, pero ya he aceptado su partida. Ella era muy especial. Un ángel azul que entró en mi vida porque así debía ser. Doy gracias a Dios por haberla puesto en mi camino. 
Mi Azulita murió de noche, cuando todos estábamos durmiendo. Cuando me levanté la encontré en el suelo de su casita muerta. Mi esposo retiró la casita de mi pajarita para que no la viera porque me puse muy mal y no paraba de llorar. Pase el día llorando. Al día siguiente quise ver de nuevo la casita de mi Azulita y sus juguetes y al tomarla en mis manos en el suelo lo que no había visto el día anterior, el último huevo que había puesto mi pajarita. Mi esposo dice que seguramente estaba allí y que no lo vimos. No se amigos creo que si hubiera estado allí alguno de los dos lo hubiéramos visto. Para mi es algo que no tiene explicación. Puede que él tenga razón y que en esos momentos no nos diéramos cuanta de que el huevo estaba allí. 
Hace mucho tiempo que quería escribir estas líneas. Per hasta hoy no he podido hacerlo. Adoro a los animales, pero soy consciente de que no puedo tenerlo porque su perdida me lastimas y mi salud se resiente.
Hace años perdí otra mascota. Mi gatita. Ella murió porque tenía mucho años y sus riñones y otros órganos de cuerpo se le fueron deteriorando. Lo pase muy mal y me jure a mis misma que jamás volvería a adoptar a otra mascota. Pero un día llegó Azulita a mi vida y no pude resistirme. Era un bebé chiquito y hermoso que al ver mis manos vino hacia ellas y empezó a picotearlas con tanta ternura que de alguna forma supe en esos momentos que ella tenía que ser parte de mi vida. La adopte y fue una gran bendición que lleno nuestro hogar de alegría. Siempre recordaré la noche anterior a su muerte. Ella se posó en mis manos y picoteó mis dedos dedos con  mucha delicadeza, ternura y cariño. Ella se estaba despidiendo de mi.
Mi angelito azul ahora está en el cielo. Es y siempre será mi trocito de cielo azul.
Te quiero mucho mi pajarita hermosa. Siempre te llevo en mi corazón. El día en que parta de este mundo se que me vas a estar esperando y volaras a mi lado con la ternura azul de un bello ángel.
 

 
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