Translate

martes, 14 de diciembre de 2021

Boceto de ecos y afanes

 Todo tiene un principio y un final. Al igual que lo tiene el día y la noche y hasta la propia vida.
Todo llega en el momento justo y con los pasos contados. Para ti, para mi y también para aquellos que piensan que jamás les llegará.
Somos seres perecederos y vulnerables, que olvidan fácilmente lo que son.
Seres que se desgastan poquito a poco. Hasta que un día dejamos atrás la materia que nos envuelve y partimos livianos hacia lo que nos está esperando, desde el mismo momento en que venimos a este mundo.
Se desgasta el cuerpo y hasta se desgastan las brillantes ideas por las que muchos pelean e incluso llegan a matarse.
Todo pasa a ser un boceto en el tiempo de aquello que fue un día y poco a poco se borrará.
Muchas veces me pregunto  ¿Para que tantos afanes?
Y sigo sin entender esa forma de proceder y de perder 
el tiempo tan estúpida.
Esas intrigas y esos quehaceres solapados, para conseguir un fin que con tanto afán se persigue. Todo para acabar siempre en el mismo sitio donde hemos empezado.
Me ha venido a la mente una persona que conocí hace muchos años. Una persona que desgastó su cuerpo y su alma en conseguir algo que parecía vital  para su existencia. Recuerdo que al final logró su ansiado objetivo y pensó que ya lo tenía todo en la vida. Pero nada es para siempre. Todo es perecedero. Los laureles de lo que tanto había perseguido, no duraron demasiado. Ni siquiera pudo paladear un poquito lo que tantas veces había imaginado y que al fin tenía entre sus manos. Al cruzar una calle, un coche que circulaba demasiado deprisa acabó con su vida y con sus afanes. Allí quedó todo. Quedó su vida y quedaron todas las horas que no vivió y que perdió de una forma tan lamentable.
En este mundo una vez construido el puzle, muchas veces se rompe sin previo aviso.
Alguna vez te has preguntado
¿Para qué?
Vamos a mirar el reloj de arena de nuestra vida.
Quizás aún quede mucha arena por caer o quizás vaya por la mitad o tal vez haya caído la mayor parte de ella.
Sea como fuere...¿ Alguien sabe realmente cuánta arena queda en ese reloj que poquito a poco se va vaciando?
La estupidez humana no tiene límites, cuando intenta de alguna forma acaparar más de lo que necesita y puede retener entre las manos o dañar a otro por una idea que tiene en su cerebro y que ni siquiera le pertenece.
¿Para qué tantos afanes?
Si tanto te afanaste en tu vida por conseguir algo, sin importarte el medio, solo el fin perseguido, recuerda buscar una buena maleta para meter todos tus afanes, laureles y logros. No olvides que ha de ser una maleta muy especial, fabricada para ese viaje sin retorno. De otra forma nada te vas a poder llevar.
Nuestros días, nuestros minutos, nuestras horas y nuestros años
se quedaran aquí en este mundo, en cada uno de sus giros.
Aquí se quedará el eco de nuestras voces y la sombra de lo que hemos sido en esta vida y quizás la próxima generación pueda percibir nuestros afanes y ecos que flotaran por toda la eternidad.
¿Y nosotros a dónde iremos?


 
 Texto registrado bajo licencia: Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.