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martes, 29 de marzo de 2022

¿Y tú crees en los fantasmas?

Recuerdo hace unos años que estuvimos viviendo en un lugar algo curioso y extraño. La casa aunque no era muy grande, era bonita y estaba muy bien arreglada.

No situamos en ella y la acabamos de poner a nuestro gusto.
Lo primero que me llamó la atención fue el frio que parecía calar hasta los huesos. Pero como era pleno verano no nos importó demasiado. No era un frío normal. Era un frío extraño. Como el que se siente cuando te acercas a una cámara frigorífica.
Lo cierto es que empecé a sentirme mal en aquel lugar. Aunque ya sentí algo extraño, la primera vez que lo visité. Pero mi esposo empezó a bromear con el tema para quitarle importancia y continuamos con la mudanza.
La casa aunque pequeña, parecía acogedora. Pero aquel frío me ponía los vellos de punta.
Un día mientras estábamos comiendo en la planta baja comenzó a sonar el reloj que había en la habitación de arriba. Algo raro pues nadie lo había puesto en hora para que saltara la alarma. Aquello pasó como una anécdota, a la que procuramos no darle demasiada importancia. Al cabo de un mes unas de las tapaderas de una de las ollas que estaban en un armario de la cocina y que yo utilizaba para cocinar desapareció. La busqué por todas parte, pero no la encontré. Recordaba perfectamente donde la había dejado y nadie la había movido de ese lugar. Preferí no pensar en el tema, pero cada vez me gustaba menos aquel sitio.
Otras de las cosas que ocurría con frecuencia y de forma extraña, pues ocurría en la terraza y la terraza estaba completamente aislada y bastante alta. Por lo que no tenía acceso nadie más que nosotros a ella. Pero de forma inexplicable la macetas que teníamos en ella aparecían con la tierra como si alguien o algo la hubiera revuelto y escarbado. Siempre buscábamos la explicación lógica a todas estas cosas, pero muchas veces no era posible encontrarla. Al cabo de unas semanas, un buen día la tapadera de la olla que había desaparecido misteriosamente, volvió a aparecer en el mismo lugar donde recordaba que había estado siempre.
Lo último que ocurrió y digo lo último porque no fuimos al mes siguiente. Pues bien, lo último que ocurrió es que mientras estábamos comiendo en el comedor en la planta baja, comenzó a caer el agua del grifo de la terraza con gran fuerza. Los dos nos miramos sin saber que decir y subimos a cerrarlo.
¿Cómo se abrió el grifo si nadie tenía acceso a esa terraza más que nosotros y los dos estábamos comiendo en esos momentos?



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