Su alma lloraba dentro de mi alma

Hay cosas que a veces duelen demasiado y el dolor va haciendo agujeritos en el alma, de los que solo somos conscientes con el transcurrir del tiempo. Hay absurdos en este mundo para los que nunca he encontrado explicación. Absurdos inconscientes que taladran el alma y la van llenando de pequeños agujeritos de dolor

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Hacía un calor terrible. Yo permanecía resguardada a la sombra de aquella casa vieja y alta. De pronto lo vi al otro lado de la calle. Era pequeño y hermoso. Sentí como se volcaba el alma triste dentro de mi cuerpo al contemplar sus ojos acharolados. Una lágrima se deslizaba mansamente por su mejilla tierna y peluda y supe  de su dolor. Mi pobre burrito estaba llorando. Pobre burrito mío. Pobre alma inocente. Alguien lo había cargado hasta deformar las alforjas, que casi arrastraban por el suelo. Y yo no podía hacer nada para evitarlo.

¿Qué podía hacer? 

Solo podía contemplarlo con mis ojos de niña y sentir su dolor. 

Me acerqué despacito y le tendí la mano. Le di lo único que podía darle el trozo de pan que me estaba comiendo. Pero mi pobre burrito de ojos acharolados no quería pan, porque alguien le había hecho el alma añicos. 

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