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miércoles, 7 de abril de 2021

Tres cuentos para satisfacer la conciencia

1)-Marta dejó abandonado su perro en un campo lejano. Lo adoptó cuando aún era un bebé. Pero para ella había crecido demasiado y ya no se ajustaba a sus expectativas. Le contó a su conciencia que le había dado la libertad. El pobre animal no conocía nada del campo. Había nacido en una cómoda casa donde tuvo todo tipo de comodidades. El perrito vagó muchos días sin rumbo. Acabo muriendo exhausto de hambre y sed. Pero Marta se había exculpado ante su conciencia con la palabra "Libertad"

2)-Luisa había adoptado a su gata hacía algunos años. Al cabo del tiempo la gatita acabó teniendo gatitos. Luisa no quería que los pequeñitos vivieran encerrados en un piso. Decían que si los soltaba en el campo aprenderían a ser libres y vivirían de forma más natural. Un día los abandonó en un campo lejano. Aún tenían los ojitos cerrados. Un pareja que iba paseando los encontró y los pobre animalitos a ciegas empezaron a trepar por los pantalones de la joven. Luisa exculpó su conciencia con la palabra "Libertad". La pareja que encontró los pequeñitos los llevo a casa y los crio con todo el cariño del mundo. Estos mininos tuvieron mucha suerte. Otros no tienen tanta y acaban muriendo de hambre y sed.

3)-Sara adoptó una pequeña cotorrita que había nacido en una jaula, en una tienda. Era muy pequeñita, así que la crio hasta que empezó a hacer sus primeros vuelos. En casa de Sara tenía comida, agua y además volaba suelta por toda la casa a sus anchas. El mundo de la cotorrita era la casa de Sara. Para ella no existía otro mundo. Pero Sara tenía que trabajar y cuando llegaba a casa cansada la cotorrita quería estar con ella. La busca y se le subía en la cabeza. Sara acabó por hartarse de los píos y de la insistencia de la pequeña ave. Así que un día decidió que lo mejor era darle la libertad. Se sentía muy feliz, iba a hacer una gran obra de humanidad. Eso le contó a su conciencia y eso pareció tranquilizarla. Un día la llevó a un campo solitario. Allí la soltó y regresó a su casa, feliz de haber hecho una buena obra. La cotorrita piaba llamándola. Así pasó mucho tiempo, sin entender que estaba pasando. pero Sara no estaba. Poco a poco la cotorrita sin comida y sin agua fue debilitándose. Al cabo de un día muerta de sed alzo el vuelo. Estaba tan débil que cayó sobre un tejado próximo y un gato la atrapó y le dio muerte.
Sara desde su cómodo hogar imaginaba a la pequeña ave feliz volando en liberad por el cielo azul. Su conciencia también estaba feliz, sentía que era una gran samaritana y que había hecho la mejor obra de su vida

***Si has decidido deshacerte de un animal que nunca te pidió que lo adoptaras, lo mínimo que puedes hacer es adaptarlo a su habita natural poco a poco, para que pueda sobrevivir. Y si ya no lo quieres hay personas que si los quieren busca una y pídele que lo adopte. Si no lo haces lo estás sentenciado a muerte, no lo estás salvando**** ¿Qué harías tú si te soltaran en una selva amazónica de repente, sin comida, sin agua y sin ningún medio para sobrevivir, porque no conoces ese lugar ni estás adaptado a él?

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